¡Ay lo dijo! – El presidente del Senado, Reinaldo Pared Pérez, lo dijo y se quedó tan campante, y es probable que, curada de asombros y espantos, la sociedad dominicana lo haya escuchado como quien oye llover, a pesar de las preocupaciones externadas de manera reiterada por importantes sectores de la vida nacional ante la ausencia de una Ley de Partidos que ponga orden y control a la desmandada clase política. ¿Qué dijo Reinaldo? Que la demora en su aprobación obedece a diferencias en el Comité Político entre los que opinan que en las primarias se debe utilizar el padrón de la JCE y los que creen que debe usarse el de los partidos, pero también entre los que prefieren primarias simultáneas y los que favorecen que cada organización celebre sus procesos internos cuando mas le convenga. Eso quiere decir, para que estemos claros, que un solo partido será el que realmente decidirá cuándo y cómo se aprobará esa ley, que al decir del Conep, que acaba de gastarse unos cuartos publicando en los principales periódicos un comunicado reclamándole al Congreso su aprobación urgente, “resulta indispensable para asegurar el equilibrio verdaderamente democrático que debe prevalecer en un sistema político representativo como el que garantiza nuestra Constitución”. Claro está, la pregunta lógica a continuación debería ser para qué está entonces la oposición política, la que debería servir de contrapeso a la vocación hegemónica del PLD, pero la respuesta es tan previsible y conocida que sería necedad, además de pérdida de tiempo, abundar en la crisis divisionista que mantiene postrado al PRD. Es en medio de ese panorama tan poco auspicioso, democráticamente hablando , que se está reclamando al Congreso Nacional la aprobación de la Ley de Partidos, que sea que se conozca en la próxima legislatura, como prometió Pared Pérez, o en la semana de los tres jueves, todo indica que cuando llegue llegará demasiado tarde.