Ayer jueves se produjo la mayor inyección US$ en la historia

Ayer jueves se produjo la mayor inyección US$ en la historia

Washington. EFE. Las principales autoridades monetarias del mundo se vieron ayer obligadas a intervenir en los mercados porque los bancos prácticamente se negaban a prestarse unos a otros, lo que paralizó los “vasos capilares” financieros.

Los 180.000 millones de dólares que puso ayer la Reserva Federal a disposición de bancos centrales europeos, de Canadá y Japón son la mayor intervención con la divisa estadounidense en la historia, según Philip Suttle, director de macroeconomía del Instituto de Finanzas Internacionales, la mayor asociación de banca del mundo.

Su meta era desbloquear las vías de financiación a corto plazo de los bancos extranjeros con activos en dólares.

Ese mecanismo de préstamos entre bancos es la piedra angular del entramado financiero, porque permite a las instituciones administrar sus recursos e invertir los fondos donde el dinero es más productivo.

Pero todo interés en rentabilidad se esfumó anteayer de los consejos de administración, que prefirieron poner el dinero debajo del colchón, y el flujo interbancario entre Estados Unidos y Europa virtualmente se detuvo.

“Hay un sentimiento de pánico”, dijo Diane Swonk, economista jefe de Mesirow Financial. “El efecto más poderoso de la intervención es restablecer la confianza”, opinó.

La acción coordinada de los principales bancos centrales del mundo por lo menos detuvo ayer el desplome de las bolsas, pero no tuvo ningún efecto sobre el problema subyacente, que es la pérdida de valor de los activos por la crisis inmobiliaria en Estados Unidos.

Fue esa pérdida la que llevó a la quiebra el lunes al banco de inversión Lehman Brothers y provocó la nacionalización el martes de la aseguradora AIG, que será desmantelada.

“La caída de Lehman ha causado una paranoia extrema”, dijo director de macroeconomía del Instituto de Finanzas Internacionales.  “Antes, prestar 100 millones de dólares en el mercado interbancario era considerado súper seguro, pero ahora, yo no sé si la entidad prestataria existirá mañana”, explicó.

Esa aversión a prestar dinero tiene un impacto inmediato sobre millones de personas comunes, porque gran parte de las hipotecas de interés variable en Estados Unidos y Europa está vinculada al índice Libor, que es la tasa de interés a la que unos bancos se prestan a otros a corto plazo.

Ese indicador saltó ayer al 6,4 por ciento, un nivel exorbitante y tras la intervención de los bancos centrales cayó al 3,8 por ciento, una cifra que aún supera con creces la tasa de referencia de la Reserva Federal, que está en el 2 por ciento.

El temor nunca ha abandonado los mercados desde que en agosto de 2007 comenzara a atisbarse el riesgo real en las carteras de inversiones de las instituciones financieras que habían adquirido títulos vinculados a las hipotecas de Estados Unidos.

Más de un año después, la materia tóxica ya no son sólo los préstamos hipotecarios de riesgo en Estados Unidos. La apertura de las cuentas de Lehman Brothers mostró, por ejemplo, grandes pérdidas en créditos a constructores.

Los bancos internacionales también se resienten del hundimiento de los mercados inmobiliarios en Reino Unido y España y de las dificultades de las empresas de todo tipo por la debilidad económica, según Suttle.

Ante la magnitud de la bola de nieve que se ha formado, han ganado fuerza las voces que piden una acción más contundente de las autoridades económicas. Swonk propuso una bajada de tasas de interés coordinada en Europa y Estados Unidos.

Con ella coincidió Brian Bethune, un economista de la consultora Global Insight, quien opinó que las inyecciones de liquidez “no están funcionando”, en vista de la debilidad económica a ambos lados del Atlántico.

La clave

1.  Deuda de mala calidad

En el Congreso estadounidense, el presidente del Comité de los Servicios Financieros de la Cámara Baja, Barney Frank, ha propuesto la creación de una agencia pública que compre toda la deuda de mala calidad que actúa como lastre de los bancos. Esa solución fue adoptada a finales de los 80 para estabilizar los mercados durante la última gran crisis financiera.

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