La violinista dominicana Aysha Syed presentó el miércoles en el Teatro Nacional Eduardo Brito su Pasión latina, concierto en el que estuvo acompañada por el pianista inglés Nigel Hutchinson.
El futuro de la música clásica dominicana tiene un nombre: Aisha Syed. Estas palabras proféticas dichas por el recordado maestro Carlos Piantini cuando Aisha Syed era apenas una adolescente, hoy son una realidad.
Ciertamente el artista nace con talento, pero será la voluntad, la vocación y la perseverancia lo que en definitiva lo llevarán a la realización plena. En Aisha Syed están presentes todas estas condiciones, y es un verdadero ejemplo de entrega, de pasión sin límites hacia su carrera, hacia su instrumento: el violín.
Luego del lanzamiento de su primera producción Pasión latina, en la que rinde homenaje a compositores hispanoamericanos, Aysha Syed decide presentar un concierto en el Teatro Nacional con las piezas que integran dicho CD, y al igual que en la grabación, lo hace acompañada por el destacado pianista inglés Nigel Hutchinson.
Aysha Syed hace su entrada al gran escenario seguida del pianista, su bella y elegante figura cautiva a todos, y en ese momento recordé cuando con apenas once años debutó junto a la Orquesta Sinfónica Nacional dirigida por el maestro Julio de Windt, para interpretar el concierto para violín y orquesta en sol menor de Max Bruch, constituyéndose en la solista dominicana más joven en tocar con dicha orquesta. La niña precoz de entonces se ha convertido en una excelente violinista dotada de gran sensibilidad, para orgullo de todos los dominicanos.
El programa inicia con la Danza española de la Vida breve, de Manuel de Falla, y del mismo autor, la Suite popular; la vitalidad y el ritmo de estas piezas y sus momentos virtuosísticos permiten el lucimiento de la artista. Luego, del dominicano Julio Alberto Hernández interpreta El primer beso, en una bellísima transcripción de Darwin Aquino. De Pablo Sarasate: Zapateado y Habanera No. 2. De Astor Piazzolla El gran tango; de Alberto Ginastera Pampeana No. 1, y de Manuel Ponce la famosa composición Estrellita, con la que alcanza el momento de mayor ternura. En cada pieza de su Pasión latina, asoma el alma sensible de Aysha Syed, asumiendo cada composición con verdadera pasión.
Climax. El cierre del programa reservaba el momento más alto de la noche. Un verdadero clímax produjo la impecable interpretación de La campanella, de Nicolò Paganini; la música toda, en su infinita belleza, surge del sonido de su violín y alcanza la plenitud, el virtuosismo manifiesto se decanta al abordar los pasajes de staccatos y pizzicatos. Respondiendo a un público que le aplaude emocionado, se despide con una Partitta de Bach.
Un comentario especial. Merece la participación del pianista Nigel Hutchinson, excelente acompañante, ajustado en todo momento, brillante en su ejecución.
Comentario. Al terminar el concierto, el lobby del teatro, el maestro Julio De Windt nos hizo el siguiente comentario: Escuché el disco Pasión latina de la excelente violinista acompañada al piano por Hutchison, y quedé fascinado por la depurada técnica que exhibe y la finura en la comprensión de las partituras, logrando penetrar en el espíritu de las obras a través de su rica imaginación artística, pero escucharla en vivo en este concierto ha sido algo impresionante, Aysha ha logrado superarse a sí misma.
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Algo más Aisha Syed
A los 11 años debutó con la Orquesta Sinfónica Nacional, convirtiéndose en la más joven intérprete solista del país. A esa misma edad asistió a un simposio sobre el violín en la Escuela Juilliard en Nueva York.
En el 2002, tras un proceso de audición de dos años, entró en el Yehudi Menuhin School de Londres. Fue la primera latinoamericana en ser admitida en dicha escuela.