Ayuda bien intencionada, mas equivocada

Ayuda bien intencionada, mas equivocada

No es un secreto a voces pero es bueno volverlo a repetir, que una gran parte de las parturientas atendidas en la Maternidad Nuestra Señora de La Altagracia son haitianas a las cuales el Estado Dominicano, por ayuda humanitaria, les permite dar a luz en dicho centro materno. Gracias también, a los ginecólogos dominicanos, los nacidos y nonatos han podido sobrevivir sin tener que malpasar ante una comadrona, que aunque tienen experiencia en su quehacer, si se presenta un parto con problemas, de seguro esto acarrearía la muerte del infante.

Ahora que la República Dominicana está acusada de negarle la nacionalidad a los hijos de haitianos nacidos en nuestro territorio por considerarlos en tránsito, muchos de estos problemas nos los hubiéramos evitado, si en lugar del ex presidente Leonel Fernández haberles hecho una universidad, a la cual le pusieron Henri Christophe un nombre oprobioso para nuestro país, les hubiese hecho dos centros maternos del otro lado de la frontera, en Anse-a-Pitre, Les Caobes o Mal Passe.

La República de Haití cuenta a nivel mundial, desde hace mucho tiempo, con una pléyade de ONG que se han insertado en nuestro país, muchas de las cuales son auspiciadas por nuestros legisladores, con recursos de los contribuyentes, lo cual, a nuestro entender, es una vergüenza para un pueblo como el nuestro, que fue el primero en mostrar su solidaridad cuando el devastador terremoto que asoló a Puerto Príncipe, Jaqmel y otras ciudades haitianas. No obstante eso, constantemente vehículos pesados nuestros sus conductores son asaltados y la mercancía que acarrean robada.

Si bien es cierto que Haití es la nación más pobre de América, gran culpa de esa condición paupérrima es culpa de ellos mismos. Debemos recordar, que antes de independizarse en 1804 a raíz de la expulsión de los franceses y haberse declarado Jean-Jacques Dessalines, Emperador de Haití, esta colonia era la más próspera de Francia, con recursos tan abundantes, que llegaron a derrotar la expedición que enviara Napoleón comandada por su cuñado Leclerc. Es decir, gran parte de esa miseria, se la deben, no sólo a la expulsión de los franceses, sino a su división en dos Estados, uno dirigido por un Rey y el otro por un Emperador.

Es una verdad de perogrullo, que la diplomacia haitiana últimamente ha superado la dominicana, salvo honrosas excepciones en la llamada Era de Trujillo, a quien no se le puede negar, primero que adquirió inmuebles de primera para sus embajadas. Señalaremos algunas que conocimos: Madrid, un verdadero fundo; París, Londres, Washington, La Habana y otras en América Latina. Embajadores de la talla de: Virgilio Díaz Ordoñez, Porfirio Herrera Báez, Héctor García Godoy, Joaquín Balaguer, Carlos Sánchez y Sánchez, Luis R. Thomén, Julio Vega Batlle, Max Henríquez Ureña, Anselmo Copello, Armando Oscar Pacheco, Joaquín Salazar y otros destacados intelectuales.

Sin embargo, como caballo de Troya, o quinta columnas, tenemos un grupúsculo de dominicanos desconocedores de nuestra historia, que se desviven por “defender a capa y espada”, ciudadanos que sea por necesidad o por estudios, llegan a nuestro territorio en cantidades, que según estimaciones extra oficiales, sobrepasan el millón de ciudadanos. Debemos también señalar que muchos de ellos están alentados por países como Francia, Estados Unidos, y Canadá, que propugnan por una fusión o unión entre ambos países, a lo cual, los dominicanos nos oponemos a rajatablas.

Es imperativo que el Estado Dominicano se aboque a la construcción de las clínicas para maternidad, lo cual evitaría que Haití, que siempre se ha prevalecido del jus sanguini, pretenda ahora también invocar el jus soli, cuando su Constitución establece que los hijos de haitianos donde quiera que nazcan, son haitianos.

Si los países que se comprometieron económicamente con Haití después del terremoto del 2010, hubiesen honrado sus compromisos, de seguro Haití estuviera en una mejor situación. Pero, a estos países y entidades, las ONG y algunos dominicanos no le enmiendan la plana. Es necesario, que la comunidad internacional acuda en socorro humanitario y no sólo con cascos azules a resolver los problemas perentorios que estrangulan a un país, segundo en independizarse en América y que merece mejor suerte.

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