JOSÉ BÁEZ GUERRERO
He escuchado a amigos perredeístas manifestar su alegría por el enfrentamiento entre los dos principales líderes peledeístas, Leonel Fernández y Danilo Medina. Creen, quizás equivocadamente, que la aspiración compartida por ambos de ser el candidato del PLD en las elecciones del 2008, sólo resultará en desgracias para los dos, pues deberán atacarse mutua o recíprocamente, disminuyéndose ante el electorado.

Un ejemplo de que la contentura de los simpatizantes del PRD no carece de fundamento lo dieron dos de los principales voceros de Medina hace pocos días en Santiago. Dijeron que el gobierno, del que formaron parte protagónica hasta hace pocos días, “no ha sabido manejar la economía del país”. Por ello, añadieron, no sería saludable para el PLD ni para el pueblo la reelección del presidente Fernández. Y atribuyeron la renuncia de Medina a los “desaciertos” del gobierno.

Algunos días antes, el propio Medina había descalificado a compañeros de partido que permanecen en el gobierno, llamándolos “cometas” mientras alegaba que quienes están con él son “estrellas”. Evidentemente el juicio hirió a muchos, a juzgar por las reacciones, y los ataques y pelas de lengua que voceros, abiertos o encubiertos, del gobierno, desataron sobre Danilo.

Ambos casos, el de las denuncias genéricas de incompetencia hechas por los voceros de Medina en Santiago y el desacierto de Danilo al descalificar a sus propios compañeros, muestran la peor faceta del enfrentamiento entre el Presidente y su exministro de la Presidencia. Pero no pasan de ser chismecitos, que son magnificados por el morbo del público que entiende que habrá espectáculo, pero cuya sustancia es pobre.

El licenciado Medina está en una posición terrible, pues si no traza claramente una línea divisoria que lo diferencie del Presidente, podría ser percibido sólo como un ambicioso que no ha sabido esperar su tiempo. Pero si al intentar diferenciarse de Leonel, lo hace -o deja hacer a los suyos-con tanta saña o virulencia como podría ocurrir, estaría destruyendo la propia plataforma que le es imprescindible para, en caso de lograr la candidatura, poder ganar las elecciones.

Sin embargo, si escoge el camino del medio, y su oposición al gobierno la enmarca dentro de cierta sensatez, podría llegar hasta a hacerle un favor al país y al gobierno. Este favor sería brindarle al presidente Fernández una oportunidad extraordinaria de entender y atender las llamadas de atención que le haga su contrincante interno, y corregirlas ahora mismo, quizás hasta con ayuda del Congreso.

Pero para ello sería necesario que las denuncias y señalamientos que se hagan sean más acabados o más específicos, porque cuando simplemente se atribuye incompetencia a un gobierno del cual se formó parte hasta hace pocos días, lo que queda es un sabor de politiquería en vez de proyectar la imagen de estadista que merece Danilo.

A mi me parece que si los peledeístas aprovechan la efervescencia política para fortalecer su partido, y entienden que unos y otros se necesitan para -sea con uno u otro candidato-ganar las elecciones del 2008, el ejercicio de la competencia interna fortalecerá al PLD.

Pero si, por el contrario, los peledeístas reproducen las inconductas que ya el país vió en los otros dos partidos mayoritarios, lo que nos espera podría ser mucho peor que una vuelta al poder del PPH. Ojalá danilistas y leonelistas evalúen serenamente cuáles serán los métodos para resolver sus diferencias, lo hagan lo antes posible, y vuelvan a concentrar sus esfuerzos en construir el país que han soñado juntos. Destruirse entre sí significará que en vez de ir “p’alante”, podrían sorprenderse yendo “pa’fuera”.