Científicamente el cadáver hallado en el río Isabela corresponde al niño Rafael Eduardo Jourdain, pues todas las pruebas dentales, fotográficas, de decoloración de la piel y de prendas se corresponden. Sin embargo, la madre del pequeño, Miguelina Jourdain, está en una etapa de choque y de negación.

Esta situación deberá terminar con un duelo y asistencia sicológica para esa familia y la comunidad que vive en esos edificios.

Al tema se refirieron ayer los doctores Sergio Sarita Valdez, patólogo forense, y el presidente de la Sociedad Dominicana de Siquiatría,  José Miguel Gómez Montero.

Para Sarita Valdez se ha creado un mal precedente solicitando la prueba de  Àcido Desoxirribonucleico (ADN) cuando es el último recurso. En ese caso cree válido el estudio de los dientes del cadáver encontrado y sus prendas, así como un nevo (lunar) que tiene el cuerpo en un brazo, pruebas que bastan para saber que ese es el cuerpo del niño que fue asfixiado el pasado 14 de abril.

Gómez Montero explicó las cuatro etapas por las que atraviesa un ser humano que ha sido impactado por una tragedia, como la pérdida de un hijo.

“Esa madre entró a una etapa de schok, ella no admite el suceso y lo confiesa, ‘no tengo enemigos ni problemas con nadie’”, dice.

La madre del niño desaparecido y que Patología asegura es su hijo está ahora en una etapa de negación cada vez más profunda.

 Eso pasa con todo el que vive un duelo, insiste el especialista en salud mental, tras asegurar que se trata de un mecanismo de defensa del cerebro que no acepta la pérdida.

El tercer momento que tendrá la madre de este niño es la depresión, los lloros y, trastornos del sueño. La cuarta etapa es la de aceptación y de duelo.