Ayudantes fiscales hacen su trabajo con precariedades

Ayudantes fiscales hacen su trabajo con precariedades

POR LLENNIS JIMÉNEZ
En cubículos poco pulcros, sin material de oficina, con escaso y destartalado mobiliario, carentes de vehículos, de personal paralegal y hasta de un teléfono, operaban ayer algunos ayudantes fiscales en destacamentos policiales, a dos días de haber entrado en vigencia el nuevo Código Procesal Penal.

Muchas de las investigaciones que realizan los fiscales se hacen en los vehículos de los propios querellantes, debido a que tampoco disponen de combustible, informaron ayudantes fiscales.

Todavía ayer no tenían representantes del Ministerio Público

las dotaciones de la Policía Nacional en Villa Juana y el denominado «Comedor» de Cristo Rey. Abogados consultados indicaron que esto viola la ley 76-02, que establece que el representante del Ministerio Público debe ser quien reciba la querella, instrumente la investigación y le asigne protección al querellante, en caso de que lo requiera.

Según policías, el destacamento de Villa Juana se auxilia del fiscal nombrado para el destacamento de Villa Francisca, situado a varios kilómetros. Mientras, el destacamento de Villas Agrícolas requiere de otro ayudante fiscal y de un paralegal, porque el actuante no puede ateder el número de casos que diariamente se presentan.

Varias personas denunciaron ayer a redactores de HOY, en visita efectuada a distintos destacamentos en esta capital, que pese a las garantías procesales que les reconoce la ley, son apresados hasta por cuatro días sin ser sometidos formalmente a la justicia.

En condiciones deplorables intentaban trabajar este martes algunos ayudantes fiscales adjuntos, entrevistados en sus oficinas, ubicadas dentro de los cuarteles. Hablaron bajo reserva de sus nombres.

En el destacamento de Villas Agrícolas, por ejemplo, ayer ni siquiera había bombillas, archivo para guardar los expedientes y computadoras para registrar los casos.

Sentado en una silla plástica, con un desvencijado escritorio de madera por delante, el fiscal Máximo Reyes Luna recibía a las 11:20 de ayer la querella de un joven del sector La Zurza, que afirmó fue agredido por un hombre que alegadamente se proponía matarlo.

El magistrado interrogaba a Martín Díaz, de 30 años de edad, en una habitación del destacamento que utilizaba el comandante, en la cual no se soportaba el hedor que provenía del Mercado Nuevo, al otro lado de la calle. En el piso de la oficina rodaban los papeles destinados al zafacón.

En compañía de una muchacha que hace las veces de secretaria y de un joven que buscó para que lo ayude, Reyes Luna revisaba el caso de Díaz, quien identificó a su agresor como Junior Severino Payano, hijo de un hombre que denominan «El Ciego», residente en la calle Francisco del Rosario Sánchez.

A punto de perder el brazo derecho que le fue cortado con un machete y con varias heridas en el cuerpo, Díaz declaró que El Ciego habría aconsejado a su hijo Payano que lo matara, porque sería más fácil sacarlo de la cárcel.

Desprovisto de vehículos y de otras herramientas de trabajo, el fiscal dispuso orden de conducencia para el individuo que hirió a Díaz. Una llamada que le fue hecha a eso de las 11:30 la respondió por la ventana que le queda detrás de su escritorio, por donde cabe el auricular del teléfono. Su oficina no tiene sanitario y la pintura de las paredes está levantada a causa de los malos trabajos de retoque.

El magistrado Reyes Luna se encarga de los constante casos de robo en el área del Mercado Nuevo de la avenida Duarte, de los atracos diurnos y nocturnos y las riñas entre comerciantes. Entretanto, los vendedores se quejan de que en cuanto salen de los descatamentos, los policías ponen en libertad a las personas que ellos someten, acusadas de robo.

Ante la falta de personal de aseo, la limpieza de la mayoría de los destacamentos y de las oficinas de los ayudantes fiscales la hacen los propios presos.

DENUNCIAN PRISION IRREGULAR

Clamaban ayer por comida dentro de la celda seis hombres presos en el destacamento de Villas Agrícolas, algunos de los cuales declararon ser víctimas de abuso de poder de policías. Dentro de un cuartucho sucio y estrecho y con una herida de bala en una pierna, José Luis Piña de los Santos, de 22 años de edad, pedía a redactores de HOY que informaran que desde hace cuatro días estaba preso. Dijo que la pierna estaba infectada por falta de atenciones médicas. De su lado, Miguel Angel Adames expresó que estaba preso por una deuda de RD$500. Lucas Contreras Marte dijo que estaba preso por redada. Tirado en el suelo, otro preso identificado como Luis, comía coconete vacío que logró que un civil le comprara.

A los periodistas se les prohíbe pasar al área de los presos en destacamentos con el alegato de que hay hombres desnudos.

El capitán José Silverio, quien dijo que ayer había sido asignado al destacamento de Villas Agrícolas, explicó que no tenía reporte de la situación de los presos. Sin embargo, sacó a los periodistas del área.

De su lado, el fiscal consideró que en la mayoría de los casos los presos son personas que no hablan la verdad. Los calificó como perversos acostumbrados a la ratería y personas sin ningún nivel. Acerca del herido de bala, Reyes Luna planteó que para fines de la fiscalía el problema era de antier, porque para ellos no cuenta el pasado viernes, día de fiesta, y que el sábado tuvieron un seminario sobre el nuevo Código Procesal Penal. A las 11:20 de la mañana de ayer, el fiscal de Villas Agrícolas no sabía cuántos presos había en el destacamento. Dijo que antes de ir a la celda, conoce los casos prioritarios que se le presentan.

POR ROBO DE VEHICULOS

Agentes del destacamento de Villa Juana intentaron ayer despojar a redactores de HOY de su grabadora al enterarse de que habían entrevistado al preso Cristian Antonio Espinal, quien denunció haber sido amenazado de muerte por devolver a la Policía vehículos robados por una banda del sector de Herrera.

Policías obligaron a suspender la entrevista con el detenido que declaró que después de haber informado la situación en un programa de televisión, a su casa se presentaron policías vestidos de civil. Dijo que estando en la dotación del ensanche Luperón, un preso amigo de los delincuentes lo hirió en la cara. «Ellos me preguntan por la yipeta que ya entregué. Entonces, yo les dije que llamen al coronel Cornelio, que era subcomandante de robo en ese tiempo, y me dicen que no meta al coronel Cornelio en eso».

Este hecho causó revuelo en el destacamento, al extremo de que los policías quisieron apagar el grabador de los redactores. Dijeron que este era un preso especial y que podían perder su puesto.

OTROS CASOS

El destacamento Comedor de Cristo Rey, situado entre las calles 41 y de Los Trabajadores, unos seis hombres estaban ayer presos por negarse a mantener a sus hijos. Jueces pronunciaron sentencias privándolos de su libertad, pero algunos afirmaban que sus esposas mintieron. Otros, como Luis (Cristian) Miéses, argumentaban que sus hijos son adultos. Andry Ramírez, de 25 años, están presos por atrasarse en la entrega del dinero de la manutención de dos de sus cuatro hijos.

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