Baby Doc y el río

Baby Doc y el río

Al cumplirse un año del terremoto en Haití, algunos medios de comunicación volvieron a poner su atención en las condiciones de esa nación, comprobando que persisten el caos, la desesperación y la falta de actividades precisas para la recuperación, junto al hecho de que fenómenos naturales (lluvias e inundaciones) y la epidemia de cólera, hacen que el drama no se haya detenido.

Varios organismos internacionales han detenido aportes esperando que las elecciones programadas permitieran fortalecer la debilitada institucionalidad haitiana. Sin embargo, tal como habitualmente ocurre en países social y  económicamente deprimidos, el certamen electoral ha sido un nuevo trauma. Las denuncias de fraudes, abuso de poder y anarquía subsiguientes al evento, han colocado a la ciudadanía ante un probable enfrentamiento que podría sumar víctimas a las horrorosas cifras del terremoto y el cólera.

Para colmo, en medio de la incertidumbre, bajo un estímulo que luce misterioso, pero macabro, aparece Jean Claude  (Baby Doc) Duvalier, con el supuesto propósito de “ayudar” y, en vez de enviar millones de dólares en alimentos, medicinas y ropa a sus compatriotas, ha intentado incursionar en la política, pero, para cualquiera con una mínima capacidad de análisis, está claro que la verdadera ayuda que desea dar es meter sus manos en los aportes internacionales para ver cuánto le queda entre las uñas, porque, aparentemente, la fortuna hurtada durante sus años de dictador está virtualmente agotada y desea nueva vez nutrirse de la desgracia social y política de Haití.

¡Qué grandioso sería que a este pescador de río revuelto el anzuelo de la justicia lo capture para dar un buen ejemplo resarciendo el dolor histórico de los haitianos! 

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