SANTIAGO (AFP).- Salpicada a lo largo de sus seis meses de gobierno por inesperadas protestas sociales -incluyendo una de trabajadores de la salud que ayer cumplió 23 días- la presidenta chilena Michelle Bachelet reafirmó que sentar las bases de un sistema de protección social será el sello de su mandato.

“La marca histórica de mi gobierno va a estar dada por la consolidación de las bases de un sistema de protección social”, dijo Bachelet este jueves al inaugurar un seminario en Santiago.

Bachelet señaló que la proyección social de su gobierno requiere de una “discusión política profunda” y del consenso de todos los actores sociales involucrados, porque necesariamente se tendrán que priorizar algunas áreas.

Dentro de las políticas que pretende impulsar en sus cuatro años de administración, la presidenta enumeró un plan para universalizar el acceso a las salas cunas y jardines infantiles, la ampliación de la cobertura en salud, una reforma al sistema de pensiones y la creación de barrios y villas “más amables”.

No obstante, el plan de Bachelet —consignado en su programa de gobierno y reafirmado en su primer mensaje ante el Congreso el 21 de mayo— parece no satisfacer las demandas de organizaciones gremiales y estudiantiles, que insisten en reclamar mayores recursos.

Los distintos gremios han levantado reivindicaciones motivados por los excedentes récord de más de 10.000 millones de dólares con los que este año espera cerrar el fisco chileno, por la espectacular alza en el precio del cobre, principal producto de exportación del país.

En el poder desde el 11 de marzo, la mandataria socialista enfrentó casi de inmediato una serie de conflictos sociales que han configurado la mayor ola de protestas desde que Chile volvió a la democracia hace 16 años.

Bachelet debió sortear la mayor movilización de estudiantes secundarios en tres décadas, una extensa paralización de empleados de la salud pública y, el 11 de septiembre, uno de los más violentos aniversarios del golpe de Estado que instaló la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990).

Tras obtener recursos adicionales por 192 millones de dólares, los estudiantes exigen ahora una “profunda reforma” a la educación pública chilena, que exhibe magros resultados. La conmemoración de los 33 años del golpe fue recordada con una violenta noche, en la que se registraron serios disturbios en barrios pobres de Santiago y otras ciudades, que dejaron 237 detenidos y casi 50 heridos.

Hace dos días la presidenta debió hacer frente además a un primer “paro social”, convocado por profesores, estudiantes, trabajadores de la salud y empleados fiscales, que reclaman mayores recursos para sus sectores y otros beneficios.