SANTIAGO DE CHILE,  (EFE).- La desolación, impotencia y miedo prevalecían ayer en el norte de Chile, adonde ayer acudió la presidenta Michelle Bachelet, tras un devastador terremoto que hasta ahora ha dejado dos muertos, casi 200 heridos y más de 15,000 damnificados.

El fenómeno telúrico del miércoles, de 7,7 grados en la escala de Richter, que se sintió en 2,000 kilómetros de territorio chileno a las 15:43 GMT, registró tal magnitud que alcanzó tierras peruanas, bolivianas, brasileñas y argentinas.

Fueron 60 segundos de terror para miles de personas que alguna vez se atrevieron a levantar sus casas en el inhóspito desierto de Atacama, el más árido del mundo, a 1,500 kilómetros al norte de Santiago.

Bachelet, que vivió en carne propia, el miedo que sufren los afectados, al soportar dos fuerte réplicas de magnitudes 5,9 y 6,2 grados Richter que sacudieron hoy la zona minutos después del mediodía, afirmó que pretende reducir a la mitad los 30 días destinados al catastro de viviendas dañadas.

Al finalizar su visita al sitio de la tragedia, la mandataria explicó desde el aeropuerto de Cerro Moreno, en la ciudad de Antofagasta, que pidió a la ministra de Vivienda, Patricia Poblete, que acelere los plazos impuestos para poder entregar ayuda a los miles de personas que vieron dañadas o destruidas sus casas por el terremoto.

“La ministra de vivienda ha dicho un mes y yo le he pedido que ojalá sea más corto, sean 15 días, lo más corto posible y que podamos tener censadas las casas en el sentido estructural, saber cuáles son aquellas que hay que demoler y cuáles pueden ser reparadas”, dijo Bachelet.

La presidenta anunció además que enviará al Congreso un proyecto de ley para permitir la entrega de ayuda a la localidad de María Elena, una de las zonas más afectadas por el sismo, pero que es propiedad de la empresa privada Soquimich, lo que impide que el Gobierno pueda ayudar legalmente a los pobladores con la rapidez que la situación requiere.

Destacó también que la ministra de Educación, Yasna Provoste, trabajará durante toda la noche en la toma de decisiones respecto al futuro de las clases en la zona, ya que la mayoría de los establecimientos está siendo ocupada para acoger a los damnificados.

Bachelet visitó en horas de la tarde de ayer a la pequeña y humilde localidad de Quillagua, la más cercana al epicentro del terremoto del miércoles, donde conversó con los lugareños, quienes le agradecieron haberse convertido en la primera gobernante que visita ese lugar.

Para algunos habitantes de Tocopilla, la ciudad más afectada por el terremoto, el fenómeno telúrico del miércoles trajo el triste recuerdo del sismo del 13 de junio del 2005 que azotó a la región norteña de Tarapacá, con una magnitud de 7,9 en la escala de Richter, que dejó un saldo de 11 muertos, 2.000 viviendas destruidas y 6.018 damnificados.

Expertos en sismología señalaron  que cada tres minutos tiembla en la zona afectada, aunque dijeron que “afortunadamente» muy pocos de estos movimientos son percibidos, muchos de los cuales han decidido pernoctar a la intemperie por miedo a los derrumbes. Mientras algunos de los damnificados aseguran que nada más basta observar a sus perros cuando se avecina un nuevo temblor.