Bachelet y el reto de mantener buenas relaciones con Perú pese a La Haya

Bachelet y el reto de mantener buenas relaciones con Perú pese a La Haya

SANTIAGO. Michelle Bachelet -que asume la Presidencia de Chile el 11 de marzo- tendrá el desafío de mantener el buen momento por el que atraviesan las relaciones con Perú pese al diferendo en la Corte de La Haya, y de recuperar los vínculos con Bolivia.

Durante su anterior gobierno (2006-2010), Bachelet recibió la demanda de límites marítimos que interpuso Perú en La Haya, un gesto que calificó esa vez como «inamistoso».

Seis años después le corresponderá enfrentar la implementación de la sentencia y el escenario «post fallo» una vez zanjada una de las principales disputas entre ambos países.

«El fallo va a colocar un punto de inflexión en la relación bilateral y se espera que ese punto de inflexión sea positivo en términos de complementar la buena relación que existe ya con Perú», dijo a la AFP el analista de la Universidad de Chile, Guillermo Holzmann.

Bachelet también deberá recomponer las relaciones con Bolivia, que durante el gobierno de su predecesor, el derechista Sebastián Piñera, concretó otra demanda en La Haya, en busca de recuperar su salida al mar.

«La relación vecinal está compleja. Tenemos la implementación del fallo con Perú, tenemos una demanda que responder a Bolivia, y esas son tareas que van a requerir esfuerzo», resumió a la AFP Astrid Espaliat, del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile y miembro de equipo de Defensa chileno.

Un fallo que llega en un buen momento. El fallo -que se conocerá el lunes- encontrará a Chile en plena transición entre el gobierno de Piñera y la nueva administración de Bachelet, que asume seis semanas después.   Será Piñera, cuyo gobierno hizo frente a la defensa legal, quien deberá enfrentar sus consideraciones inmediatas y Bachelet quien haga frente a sus consecuencias.

Perú demandó a Chile en 2008 alegando la inexistencia de un límite marítimo, cuestión que Chile rechaza al estimar que dos acuerdos, firmados en 1952 y 1954, delimitaron la frontera.

El fallo podría modificar la actual delimitación, afectando los intereses económicos de Chile en un área rica en recursos marinos, en un triunfo político de Perú ante un rival que lo venció y le arrebató parte de su territorio a fines del siglo XIX.

Sin embargo, tanto Chile como Perú sortearon de buena forma toda la fase previa.   Contra lo esperado, Piñera y el presidente peruano Ollanta Humala llevaron adelante una de las mejores relaciones de la región tras establecer una política de «cuerdas separadas», que distanció el diferendo de los asuntos comerciales.

Ese acuerdo logró destrabar unas relaciones congeladas durante la anterior administración de Bachelet, como una primera reacción ante la presentación en La Haya.

«Humala ha asumido una política pragmática respecto a lo que es su manejo ideológico y su relación con Chile, que coincide con el pragmatismo con el cual ha gobernado Chile en los últimos años», dice Holzmann, para explicar el cambio de actitud del mandatario peruano, un reconocido crítico de Chile.

Chile es hoy uno de los principales inversores en Perú. Hasta 2012, el acumulado ascendía a los 9.550 millones de dólares, casi un 10% del total invertido por Chile en el mundo.

El intercambio comercial totalizó los 3.885 millones de dólares en 2012, con un crecimiento promedio anual de un 15%.

Piñera y Humala volvieron a convocar al mecanismo de consultas 2+2, que incluye a los cancilleres y ministros de Defensa. También se hicieron socios en la Alianza del Pacífico, un área de libre comercio junto a México y Colombia para propiciar el comercio con Asia y que es mirada con entusiasmo por inversionistas de fuera de América Latina pero con recelo por Brasil.

Bachelet ya ha dicho que no excluirá a Chile de ninguna instancia de integración pero que se abocará a orientar la participación del país en otros proyectos de integración «no excluyentes o antagónicos».

«Bachelet ya ha dado unas señales en su programa de gobierno de una mayor preocupación por la región, por Brasil y la necesidad de evaluar su relación con la Alianza del Pacífico. Y eso va a ser suficiente para plantearse una estrategia más innovadora», dice Holzmann.

Bolivia, el tercer actor. Bolivia, un país con el que Chile no mantiene relaciones diplomáticas desde 1978, es el tercer actor en disputa.   Durante el gobierno de Bachelet, los dos países establecieron una agenda de trabajo que incluía el tema marítimo, que quedó estancado tras el arribo al poder de Piñera.

En abril, Bolivia debe presentar los argumentos que respaldan su acción jurídica en la Corte de La Haya, basada en supuestos derechos generados a lo largo de los años y Chile deberá decidir si acepta o no la competencia del tribunal, una decisión que le tocará a Bachelet.

«La plena normalización de las relaciones con Bolivia es un objetivo al que aspiramos», dice el programa de gobierno de Bachelet.   Hasta 2015, Chile también será miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

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