Los riesgos a los cuales está expuesta la fuerza laboral de nuestro país abarcan hasta el ámbito culinario. Cada día, cientos de trabajadores Bsobre todo los del sector informal de la economíaB tienen que desayunar, comer y cenar en puestos de expendio ubicados en plena calle y cuya observancia de las más elementales reglas de higiene es dudosa.

Espaguetis en su salsa, mollejitas guisadas, yuca con huevo, morcilla encebollada, longaniza con guineitos, pico y pala en escabecheYVamos, que el menú resultaría apetecible sino fuera porque cada especialidad puede estar premiada con Echerichia, Estafilococus, Salmonella y Campylobacter, entre otras dañinas bacterias a la carta.

Lo peor de todo es que la magnitud del problema se desconoce; los brotes de gastroenteritis son sólo la punta del iceberg: muchos de los clientes de esos Aopen restaurants@ padecen episodios de diarrea, tan frecuentes, que parecen formar parte del comportamiento normal de sus intestinos.

Y con la velocidad a la cual se multiplican las bacterias, también lo hacen estos negocios, hasta el punto que casi cada esquina tiene el suyo.

La intención no es oponernos al derecho que tiene cada cual de ganarse la vida honradamente, es sólo que, ante tanta insalubridad, vale preguntarse: cuándo los anticuerpos ya no sean suficiente… )Quién podrá defendernos?