Por MARIEN ARISTY CAPITAN
La Asociación de Empresas de la Zona Universitaria (ASOEZU) denunció ayer que sus ventas han disminuido en más de un 80% a causa de las obras de reubicación del alcantarillado que se realizan como parte de las obras del Metro de Santo Domingo.

Los comerciantes se quejan también de que los ingenieros abren zanjas frente a sus negocios sin avisarles previamente, tal como habían acordado en una reunión que se llevó a cabo cuando iniciaron los trabajos.

Afirman que muchos de ellos de repente se han encontrado atrapados en sus negocios porque les han abierto una zanja en plena entrada sin que lo estuvieran esperando.

Algunos de los inconvenientes que ya han experimentado los propietarios de negocios es encontrarse con que al salir de su establecimiento a las siete u ocho de la noche no pueden sacar sus vehículos porque han hecho una nueva zanja justo frente al parqueo en el que se estacionan.

La embajada de España ni el hospital de la Policía Nacional pueden utilizar sus salidas traseras, debido a zanjas.

Los dueños de establecimientos se manifestaron ayer contra de la Oficina del Reordenamiento del Transporte (OPRET), cuyos funcionarios les han dado muchas largas a sus planteamientos y quejas.

Sólo cuando convocaron a la prensa aparecieron algunos de los ingenieros de la OPRET, entre ellos el subsecretario de la oficina, Leonel Carrasco, quien se reunió con los representantes de negocios para plantearles que indemnizarán a algunos de ellos por las pérdidas que han tenido.

Tras señalar que este es un proyecto importante para el país, Anny Santana, secretaria de prensa de la asociación y propietaria de la Papelería Gaco (fundada por su padre hace 24 años), lamentó que el gobierno les esté atropellando a pesar de que son comerciantes serios que pagan sus impuestos religiosamente.

A pesar de que les habían prometido que les avisarían en cuanto comenzarán a hacer alguna obra en el área, Santana denunció que la propietaria del Salón Verónica se encontró de repente con que le estaban abriendo una zanja frente a su casa sin dejarle espacio para pode salir. 

Pero esta señora, cuyo nombre se omitirá, iba a tener un grave problema si le cerraba la entrada a su casa y negocio: no tendría forma de sacar a su hija minusválida de allí.

Manifestando que no quieren satanizar el metro ni conseguir ningún tipo de pretenda, lo que nos comerciantes no quieren ni van a permitir es que sus negocios tengan que desaparecer completamente a causa de las obras del metro.

Es que, aunque ahora hay zanjas por doquier a causa del reordenamiento de las tuberías de aguas negras y agua potable, los comerciantes no se imaginan qué sucederá cuando se abra la calle completamente para hacer la vía del metro.

Con una excavación a cielo abierto, los comerciantes señalan que ese será el final de ellos si el gobierno y la OPRET no toman en cuenta su situación y tiene en cuenta que desde ya no tienen condiciones para operar.

“Queremos que nos busquen algún tipo de alternativa. Tampoco que nos atropellen, que si van a hacer una construcción que nos avisen con tiempo”, dijo Santana al tiempo de agregar que de alguna manera se les tendía que indemnizar.

Para Santana este es sólo el inicio de una guerra que promete ser muy aguerrida. Y todo por la actitud de unos funcionarios que, en lugar de respetarles, se han burlado de 140 comerciantes que aspiran a seguir viviendo.