Bajar de peso: más difícil de lo que cree

Bajar de peso: más difícil de lo que cree

La obesidad supone, normalmente, luchar contra una tendencia que tenemos nosotros, pero no otras personas de nuestro entorno. Por eso frecuentemente no comprenden la dificultad de nuestro empeño y el esfuerzo que conlleva, lo que va socavando lentamente nuestra fuerza de voluntad. Busquemos ayuda y comprensión en otras personas que sí tienen nuestro problema.

El sobrepeso es una tendencia condicionada por ciertas costumbres sociales y, de forma importante, por la genética. Esto hace que no todas las personas se vean afectadas por el problema y, por tanto, que sea muy habitual estar rodeados por gente que no lo sufre. La consecuencia de ello es que no comprenden en toda su magnitud la dificultad de adelgazar: para ellos, mantenerse en un peso adecuado no es más que cuestión de tener un poco de fuerza de voluntad, y nos ven, quizá, como personas débiles, inconsecuentes, o fracasadas. Es imposible que asuman nuestro problema, porque ellos no lo tienen.

Diversos estudios indican como se refuerza nuestra voluntad cuando afrontamos un problema de forma comunitaria. No hay más que pensar en las asociaciones de vecinos, clubes deportivos, manifestaciones o, sin más, con qué energía se lucha contra los efectos de un accidente o un atentado cuando la gente se une con un mismo fin.

El problema que tenemos las personas con sobrepeso u obesidad es, con mucha frecuencia, la soledad y la incomprensión. Cuando conseguimos un objetivo, con gran esfuerzo, no hay nadie que nos lo valore, pues para ellos es algo fácil. Cuando tenemos un tropiezo, sólo encontramos miradas de censura, por el mismo motivo. Esta soledad e incomprensión va socavando poco a poco nuestra confianza en nosotros mismos, nuestra fuerza de voluntad y hasta nuestra autoestima.

Por todo lo anterior es fácil darse cuenta de lo importante que es, para luchar contra nuestra obesidad, compartir experiencias, objetivos, trucos, fracasos y éxitos. Pero la clave es que tenemos que compartirlo con otras personas que tengan nuestro mismo problema. Podemos conocerlas en el gimnasio, quizá algún familiar o amigo, alguna asociación. Si conseguimos afrontar el problema de forma comunitaria, tendremos mucho ganado.

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