Bajas calificaciones

<p>Bajas calificaciones</p>

Los resultados del “Primer informe nacional de progreso educativo de República Dominicana”, realizado por el Programa de Reforma Educativa en América Latina (PREAL), dejan muy mal parado al sistema de enseñanza de nuestro país.

La baja inversión que se hace en Educación, sumada a las fallas estructurales del sistema, impiden que el país pueda obtener buenas calificaciones en pruebas internacionales sobre la materia.

El informe está basado en una evaluación del comportamiento de los indicadores de la educación dominicana de 1992 a 2004, y de las ocho calificaciones logradas cinco son “D” (deficiente) y tres son “C” (regular). Sus resultados fueron presentados por Acción para la Educación Básica (EDUCA).

Para un país que pretende hacer del conocimiento su principal herramienta para forjar el progreso económico y social, obtener semejantes calificaciones en una prueba internacional representa un problema muy serio.

Y está el hecho de que el informe del PREAL no es el único que pone en entredicho la calidad de nuestros programas de enseñanza y, por ende, del producto final que incorporamos a los medios productivos. Una queja frecuente de las universidades es que los bachilleres que ingresan a las mismas llegan con muchas “lagunas” y no están preparados para la enseñanza superior.

-II-

Algunas universidades han tenido que preparar programas preparatorios para atenuar las deficiencias de los bachilleres que pretenden cursar carreras.

Recordemos que en la Universidad Autónoma de Santo Domingo fue preciso crear el Colegio Universitario, un instrumento para “pulir” a los bachilleres de nuevo ingreso

El informe preparado por el PREAL abarca indicadores de doce años y las calificaciones obtenidas nos permiten establecer que el problema, además de grave, es muy viejo y ha logrado sobreponerse a programas tan ambiciosos como el “Plan Decenal”.

Las sociedades que no invierten lo necesario en facilitar el acceso al conocimiento tienen poco o nada que buscar en materia de progreso, pues solo el conocimiento permite la superación constante y el desarrollo económico y social.

Aquí hay que enfatizar en la preparación de docentes, en mejorar su calidad y en devolverle a la escuela la solemnidad y disciplina perdidas y mejorar la inversión, como forma de lograr mejorar el producto resultante.

Lo ideal es que el sistema educativo del Estado tenga estándares de calidad iguales o mejores que los del sector privado, pues es al Estado al que corresponde garantizar una buena enseñanza.

El informe del PREAL nos deja muy mal parados en materia de enseñanza y esta realidad entra en contradicción con nuestra aspiración de alcanzar a ser una sociedad del conocimiento.

O invertimos lo necesario en mejorar la enseñanza, o nos quedaremos rezagados en un mundo que exige cada vez más preparación. Con las calificaciones que hemos comentado nos “quemamos”.

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