Bajo la influencia de los hilos del poder

Bajo la influencia de los hilos del poder

TEOFILO QUICO TABAR
La sociedad dominicana ha estado sometida a tantos cortocircuitos y by pass, bajo las influencias de los sectores de poder que han gravitado negativamente desde viejo, matizadas aún más por las corrientes menos viejas pero con las mismas mañas nocivas, que han impedido que el país alcance un desarrollo político sano y equilibrado, libre de las ataduras del pasado y capaz de darle paso a un estilo verdaderamente nuevo donde estén ausentes los métodos que nos mantienen dentro de un círculo vicioso permanente, de un paso de avance y varios de retroceso.

La realidad es que, lamentablemente, las generaciones dirigentes que vivieron dentro del sistema de oprobio, incluyendo algunos que lo combatieron y sufrieron en parte los rigores del mismo, continúan aferrados a un pasado del cual no han podido zafarse, porque los hilos sobre los cuales penden o los canales con los cuales están conectados, permanecen estrechamente ligados y asociados a ese pasado, económicamente, socialmente o culturalmente.

No han valido esfuerzos o intentos de trillar caminos diferenciados del pasado, siempre caemos en lo mismo, porque los sustentadores políticos y los llamados «arzobispos de la política», «los gurúses del poder» o «estrategas del pragmatismo efectivo», han logrado mantener los viejos estilos, convenciendo o facilitándole las cosas a los que en su momento ocupan el poder, que tal vez no han necesitado mucho esfuerzo, porque de una forma u otra corren por sus venas o sus cerebros los reflejos de unos estilos, que quizás no vivieron de cerca, pero escucharon con añoranza.

Los estilos y métodos vergonzantes utilizados por el poder para tratar de socavar organizaciones partidarias, no porque constituya un delito colaborar, sino por la forma y los momentos en que se hacen. Por lo desfachatado que resulta para el sistema político y por la mala enseñanza que se le ofrece a las generaciones más jóvenes, que empañan no solo la imagen de lo que constituye el solio presidencial, sino lo que debe ser la conducta de hombres que se presentan como dirigentes con aspiraciones incluso de dirigir los destinos de la nación.

La pobreza moral, espiritual y ética, propias de los viejos estilos y de los métodos conchoprimescos, no son sino el resultado de todos esos frenos que los sectores de poder han logrado establecer en el acontecer político dominicano, cada vez que se ha avecinado un posible movimiento de verdadera emancipación social y moral.

Los estamentos de poder han vivido retorciendo los acontecimientos y las circunstancias, para mantener vigente los viejos estilos con disfraces de novedosos. Por un lado exaltan figuras que lucharon contra la dictadura, y por el otro favoreciendo a quienes hicieron posible ese pasado ignominioso. Elevando por pura conveniencia política coyuntural a quienes combatieron el trujillato, pero dándoles espacios e importancia política a los que fueron colaboradores y pensadores de ese régimen.

Intentando cambiarle el nombre a cosas, por el de fechas o personas que se destacaron en la lucha anti-trujillista, pero utilizando los mismos métodos que se utilizaban en la compra de conciencias, en el aplastamiento de los que no comulguen con sus ideas, en el uso indiscriminado de los recursos públicos para elevar el nombre de los mandatarios. En el caliesaje, en el chantaje, en los negocios y muchas otras cosas.

Pero es que en realidad han sido los mismos y continúan siendo los mismos. Los mismos personajes o los mismos métodos. Los mismos asesores o los mismos organizadores. Los mismos sustentadores o los mismos orientadores. Solo han cambiado las generaciones y algunas cabezas dirigentes, pero los hilos del poder de la sociedad, continúan conectados económicamente, socialmente y mentalmente con el espectro de un sistema del que todavía utiliza sus viejas mañas.

Desafortunadamente la mayoría de nuestros gobiernos han sido incapaces de liberarse de esa sombra tenebrosa del pasado negativo que cubre los senderos del Palacio. No solo porque les ha faltado voluntad sino, peor aún, porque los resortes del poder han logrado influir en la idea de que se trata de un estilo propio o made in República Dominicana.

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