LILIANA CEPEDA
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El concepto decorativo de The Cave  trata de combinar los elementos naturales de un espacio rústico con implementos de la más moderna tecnología.

 La entrada está conformada por un  lobby principal donde se puede apreciar un techo alto con ornamentación en telas de saco y  cañas de bambú. Un pasillo acertadamente  iluminado da paso a una puerta de vidrio que revela el área de la cascada. Aquí  se separan las dos salas de la discoteca:  una electrónica y otra tropical, cada una dotada con  un espacio VIP.

En este ambiente, creado por los arquitectos  brasileños René Remer Hultmann y Fernando Yoshikawa, la tecnología contrasta fuertemente,  ya que  los aires acondicionados, las bocinas, luces multicolores y las pantallas plasmas,  están  dispuestos de forma tal que armonizan con el estado natural de la cueva.

Por otro lado el agua se hace protagonista en cada una de  las salas, debido a que en ellas hay una hermosa y llamativa fuente iluminada. 

El  acero inoxidable, considerado como un material frío dentro de la decoración,  muestra  aquí una cara cálida al complementarse con el vetusto hierro. 

En cuanto al color, el negro fue  elegido para destacar la decoración, logrando un contraste entre la claridad de la cueva y su rusticidad milenaria.

En los muebles, de estilo  vanguardista y fibras naturales,  destacan las formas redondeadas aligerando el peso de los techos bajos y dando un acento caribeño al espacio.

 Un detalle de gran distinción es el de la cerámica utilizada como parte de la decoración de los baños, que da realce a la estructura rústica de la caverna, cuya extensión es de 2100 metros cuadrados y tiene capacidad para 2600 personas.