¿Bajo los puentes de París?

¿Bajo los puentes de París?

POR CLAUDIO CABRERA
La República Dominicana ha acumulado un prontuario de sobresaltos con los organismos multilaterales, en el transcurso de los últimos 20 años en que empezó a recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI) para cubrir entuertos en su economía.

Tras un aparente y prolongado período de bonanza desde 1996 hasta el 2002, la situación ha reversado. La crisis que afectó a la banca al año 2003, volvió a agitar malos vientos para el país.

De aquí que en caso de que las autoridades dominicanas no logren cubrir la deuda de US$100 millones pendientes con el Club de París para el 31 de octubre, posterior a una nueva reforma fiscal que facilite la Segunda Revisión del Acuerdo Stand By con el FMI, el país tendrá que declararse en moratoria ante la comunidad financiera internacional.

Por eso, pasar por las amarguras que implica para un país pobre como la República Dominicana, sentarse a la mesa de negociaciones con organismo multilaterales como el FMI en un momento de fuerte crisis económica para sujetarse a las duras condicionalidades que impone este organismo a los países, resulta ya una amarga experiencia conocida.

Pero sentarse en otra mesa a negociar paralelamente con otro organismo como el Club de París, cuando ya se ha incumplido lo previamente acordado con el FMI, puede resultar para los dominicanos tan humillante como la epopeya vivida por el antiguo ejército romano de «pasar por las Horcas Caudinas», tras sufrir la gran derrota.

Por eso, una de las malas virtudes conferida a la crisis que afectó la economía dominicana desde principios del 2003, ha sido la de una caída tan precipitada de la economía y consecuentemente de los ingresos públicos, que la hondura de la brecha originada, aún se sentirá en las finanzas públicas en el porvenir inmediato.

Esto ha conllevado a fraguar al Estado Dominicano dos compromisos en suspenso con el FMI y uno con el Club de París, el último de los cuales, de hecho, pone en peligro la estabilidad del próximo gobierno para los primeros meses, debido a que las duras condiciones establecidas para las salientes autoridades han sido insoportables.

¿DÓNDE ESTAMOS CON EL CLUB?

Originalmente, la deuda contratada con el Club de París ascendía a US$293.0 millones, pero mediante un acuerdo de fecha. , se pospusieron pagos por un monto de US$193 millones, mientras el resto fue diferido para que las autoridades buscasen recursos por otra vía que permitiesen al país, cubrir el hueco de los otros US$100.0 millones.

En cumplimiento a los acuerdos pactados con el Club de París en esa fecha, la República Dominicana remitió a la Presidencia del Club de París el «Informe de Progreso» que las autoridades actuales remitieron, tal como quedó establecido, a más tardar el 15 de julio de este año.

En dicho informe se señalaron los pasos seguidos por el país para cumplir con la «Cláusula de Comparabilidad de Tratamiento» entre los acreedores del país, tomando en cuenta sobre todo, a los acreedores privados.

En dicha carta, el país resaltó los esfuerzos y gestiones que ha desplegado para conseguir recursos frescos, con el objetivo de evitar que la nación tenga que reestructurar los vencimientos pendientes de la deuda con el Club para lo que resta del año y probablemente para el año 2005.

Hasta aquí íbamos bien, «pero el Diablo no duerme». La profundidad de la crisis y los crecientes gastos incurridos por el gobierno para sufragar subsidios, gastos corrientes y compromisos externos mellaron la capacidad de pagos del país, lo cual afectó la estrategia desarrollada por las autoridades para cerrar la renegociación de la deuda bilateral.

Por esta razón, la estrategia desarrollada por la República Dominicana ha sido afectada por la suspensión temporal de la Segunda Revisión del acuerdo con el FMI. Se ha establecido que será muy difícil conseguir los US$100.0 millones que requiere el país para cerrar la brecha del sector externo, en vista de que esto está condicionado a la aprobación de la reforma fiscal, lo cual es una condición fundamental para poder concluir esta Segunda Revisión del Stand By con el FMI.

Las diligencias para lograr estos recursos se han adelantado con varias entidades, entre otras, con bancos vinculados al denominado «Club de Londres» y sobre todo, con el Citibank de los Estados Unidos.

EN OCTUBRE ES LA VENCIDA

Todo el escenario está definido, no obstante, para que el gobierno pueda conseguir dichos recursos, pero va a depender de buen grado del Congreso Nacional, ya que las autoridades del actual gobierno han manifestado la decisión de apoyar la reforma.

En este orden, adelantaron el pago de US$27 millones correspondientes a vencimientos de los intereses de los bonos soberanos que vencieron y cuyo pago permanece dentro del umbral de los 30 días de gracias otorgados por los tenedores de bonos del país. Posiblemente se trate, aseguró la fuente, «de la parte más grande correspondiente a esta deuda con el Club».

«De no ser así -expresa una fuente vinculada a las negociaciones- las próximas autoridades enfrentarían una situación muy difícil para el proceso que vivirá el país en los meses porvenir, al comenzar el nuevo gobierno, porque podría verse compelido a declarar una moratoria de deuda externa antes del 31 de octubre, cuando vence la fecha límite para los pagos al Club de París.

Esta fuente considera de suma importancia observar la reacción de los acreedores privados y bilaterales, tras la realización del pago de los intereses a los bonos soberanos que ya vencieron el pasado día 23 de junio y de lo cual las autoridades disponen aún de un tiempo mínimo.

Se estima que mientras más pague el país esos compromisos al sector privado, quedan menos recursos para procurar con el fin de cerrar la brecha del sector externo y por vía de consecuencia poder cumplir con la «Cláusula de Tratamiento Comparable exigida por el Club de París. Entre los acreedores privados figuran, además de los tenedores de bonos, bancos comerciales acreedores del país, así como suplidores comerciales.

De todas maneras, el Club de París es una entidad político-técnica en la cual las posiciones de gobierno como los Estados Unidos y España, tendrán un gran peso específico, por lo que su posición va a ser determinante en la actitud que asuma el Club de París en su conjunto.

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