POR ALTAGRACIA ORTIZ GÓMEZ
Una niña de nueve meses fue herida en la cabeza por una bala perdida mientras dormía en su residencia del barrio Ponce, de Guarícano, informaron médicos del hospital Robert Reid Cabral. La bebé Esmailin Castillo, a quien hace cinco días le fue extraída una bala debajo del cuero cabelludo, fue herida a la media noche del domingo, mientras dormía en la misma cama con su madre y su padre.

La menor fue dada de alta después que se les practicaron estudios médicos.

La madre, Maryleivi Suero Guillermo, dijo que su familia está muy asustada, debido a que en el sector se producen frecuentes tiroteos.

Indicó que en principio le pasó inadvertido que su hija fue herida y que lo notó cuando la bebé comenzó a llorar y observó el sangrado. Agradeció a Dios y a los médicos que hayan salvado la vida de su niña.

El  doctor Emilio Mena Castro, director  del hospital Robert Reid Cabral, pidió a las autoridades mantener el control de las armas de fuego y a la ciudadanía estar vigilantes en el período de Navidad, no sólo con las balas perdidas, sino también el uso abusivo de fuegos artificiales.

En lo que va de año el hospital Robert Reid Cabral ha registrado cinco casos de niños heridos por las llamadas balas perdidas.

La doctora Yudelka Peralta, encargada de la sala de Pediatría, explicó que la niña está estable.

Mena Castro dijo que es frecuente que en algunos círculos sociales la gente comience a disparar, aún a sabiendas de que pueden herir y hasta matar a seres humanos.

«Hay que pedir a la gente en que en la medida de sus posibilidades eviten disparar al aire, pero además que eviten que los niños se pongan en contacto con fuegos artificiales, porque la peligrosidad es muy grande,» dijo el director del hospital.

En la actualidad doce menores están ingresados como consecuencia de heridas por fuegos artificiales.

El hospital Robert Reid Cabral tiene la única sala de quemados para niños y antes de la Navidad ya está llena. Doce menores han sido ingresados con quemaduras y uso inadecuado de fuegos artificiales.

Sostuvo que los niños se traumatizan cuando se queman, pero además, el costo del tratamiento es muy alto para las familias y para el Estado.