La intensa balacera en que se vieron sometidos la noche del miércoles parte de los residentes en la urbanización El Paso, Villa Mella, provincia Santo Domingo, donde resultaron muertas tres personas y otras tres heridas de bala por parte de la Policía, atemorizó a todos en esa comunidad, a tal punto que la agonía no los dejó dormir el resto de la noche.
El hecho ocurrió en la casa número 63 del referido sector, donde de acuerdo con los datos obtenidos por reporteros de HOY, residía un grupo de jóvenes que supuestamente se dedicaban a la delincuencia.
No existe ninguna versión, ni oficial ni oficiosa, que confirme que en la casa residía alguna mujer y que en ésta había niños, como se había denunciado.
En el intenso fuego cruzado que se inició alrededor de las 10:00 de la noche del miércoles y culminó a las 6:00 de la mañana del jueves, murieron Fernando Figueroa Féliz (Magú), de 27 años, otro identificado solo como Vantroy, de 27 años y Fernando, de 18 años.
Además, resultaron heridos Angel Antonio Soto, de 18 años, Ramón Darling Rodríguez Sánchez, de 18 y Valentín Soto Pérez, de 19 años, los cuales fueron internados bajo custodia policial en el hospital Francisco Moscoso Puello.
De acuerdo con la versión oficial de la Policía, Figueroa Féliz a quien también identifican como Manuel García Féliz, era buscado tras ser acusado de matar al sargento del Ejército, Rufino Herrera Mejía y herir de bala al sargento de la Policía, José Mercedes Moreno Echavarría.
Otras tres personas a quienes, de acuerdo a las autoridades, Féliz trató de despojar de sus pertenencias, también resultaron heridas.
Los destrozos de la vivienda, impactada por una gran balacera, los charcos de sangre ligados con el agua que utilizó el cuerpo de Bomberos de Santo Domingo Este para extinguir las llamas que causaron las bombas lacrimógenas dentro de la casa, conjuntamente con el olor a pólvora que se impregnó en toda la vivienda, dan a entender las características de la situación que se vivió allí.
En efecto, curiosos se detenían a observar los despojos de aquella vivienda, que, en vez de un enfrentamiento entre policías y alegados delincuentes, parecía el resultado de un incendio.
Sin embargo, al entrar a aquella casa, se ven los destrozos, también, de todos los ajuares y la pared de enfrente de un comedor y sala estar, los impactos de bala y bombas destruyeron hasta la pintura que cubría la misma, dando a entender la cantidad de municiones que se utilizaron en este enfrentamiento.
En los aposentos, las camas, en su mayoría, pequeñas, aparentan ser utilizadas como escudos, así como las ropas y vestimentas, que según algunos testigos, ayudaron a cubrirse, «como en una trinchera» a los que enfrentaban a los agentes policiales.
El baño y la cocina quedaron destruidos y todo el mundo se pregunta cómo un tanque de gas, en medio de la sala, no estalló en tan intensos disparos.
Los vecinos no quisieron hablar con los reporteros por temor y así lo explicaron, a ser atacados en represalia por los amigos de las personas que residían en aquella casa.
Algunos que se atrevieron a hablar con la condición de mantenerse en el anonimato, dijeron que los que vivían allí habían venido de Villas Agrícolas y que se dedicaban a atracar a la luz del día, a cualquier transeúnte.
«Este barrio vive en una eterna zozobra, porque es que los delincuentes atracan a la luz del día y penetran a las casas y atan a las personas para robarles sus pertenencias», dijo a HOY Renzo Alcántara, quien afirmó que esa misma situación viven en el sector La Ceuta, Villa Hermosa y Villa Laura.
Luego de ocurrida la balacera, los policías ocuparon las pistolas marcas Taurus, calibre nueve milímetros, Carandai, del mismo calibre y otra de marca ilegible. Asimismo fue ocupada una pistola Colt, calibre 45 milímetros.