Balaguer… atrévanse

Balaguer… atrévanse

A mediados del año 1994 el gobierno de Joaquín Balaguer, después de muchos ruegos y peticiones, decidió sincerizar el salario de los funcionarios y empleados de las instituciones recaudadoras (Impuestos Internos, Tesorería, Aduanas, etc.) lo que motivó inquietudes entre los Senadores, cuyos miembros, al igual que los Diputados, se quejaban insistentemente de que el sueldo que devengaban era insuficiente para cumplir sus necesidades.
A tal efecto, a lo interno del Senado surgió un movimiento para concienciación a la población dominicana, y particularmente a Balaguer, de la “imperiosa necesidad” de que se revisara el salario de los legisladores, de suerte que pudieran atender sus “múltiples” responsabilidades.
Cuando una veintena de senadores, tanto del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), como del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y el único del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), el Dr. Jaime David Fernández, expusieron la situación al presidente de la Cámara Alta, Amable Aristy Castro, éste recomendó “cautela” con el jefe del Estado, quien siempre tuvo fama de actuar con racionalidad para este tipo e caso.
Cuando se redactó el documento que debía entregarse a Balaguer solicitando la revisión de los emolumentos legislativos, la selección del legislador que debía entrevistarse con el gobernante para tales fines, no fue tarea fácil de establecer. Luego de varios encuentros y especulaciones se decidieron por el senador por la provincia Baoruco, Lic. Juan José González Sánchez (Putico), “tomando en cuenta su temperamento extrovertido y cercanía con el presidente.
Aristy Castro llamó al Secretario Bello Andino y le expuso el interés de los miembros de la Cámara Baja de entregar una propuesta a Balaguer, y que para tales fines se había escogido al legislador sureño. La respuesta favorable de Bello no se hizo esperar.
Putico entró al despacho del gobernante y lo saludó efusivamente, y tan pronto ocupó asiento le expresó a Balaguer: “Excelencia, he venido a ocupar su atención, cumpliendo un encargo de los senadores, al unísono, de que Usted autorice un reajuste en nuestros salarios, tomando en cuenta el incremento de los precios de la canasta familiar, el compromiso con los dirigentes y simpatizantes de nuestro partido, y en fin, debido a que la mayoría residimos en el interior del país”.
Balaguer no esperó que González Sánchez terminara su exposición, y parado de frente, dio un manotazo en el escritorio y despidió al legislador con un “atrévanse” que pudo haberse escuchado en la avenida México.
Raudo y acongojado, el senador sureño tomó los pasillos palaciegos, se montó en su vehículo y se presentó ante el presidente del Senado, a quien narró lo sucedido. Aristy Castro se resistió a transmitir a sus compañeros los resultados del encuentro con el presidente y sugirió a Putico que fuera él personalmente que lo comunicara al hemiciclo, lo que provocó una risotada entre todos los presentes.

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