“Balaguer” a Danilo: romper vínculos, reparar pasado

“Balaguer” a Danilo: romper vínculos, reparar pasado

Parece llegada la hora de que el Presidente Medina aproveche su buen posicionamiento ciudadano y partidario, así como el estudio recientemente realizado por el Observatorio Político de la Fundación que preside Leonel Fernández concluyendo que la pobreza extrema a 2012 no había disminuido, para “reparar el pasado… <y> romper… vínculos” aludidos por Balaguer en sus “primeros escritos”.

Ese estudio de FUNGLODE consigna: “en… 1992, el porcentaje de población dominicana en pobreza extrema era 10.8 %”, admitiendo que “El año 2012… la pobreza extrema descendió a 10.5 %”, es decir se redujo 0.3% en 20 años; un ritmo tan insignificante que ni siquiera puede registrarse con valor entero al expresarse como porcentaje anual.

Al provenir de la fundación del ex presidente Fernández, dicho estudio constituye una admisión de su fracaso por combatir la pobreza, responsabilidad principal de toda gestión auténticamente inspirada en el Bien Común que implica una atención preferencial por los más necesitados.

Las condiciones están dadas para que el Presidente Medina pueda reparar ese pasado exhibido con un infortunado modelo económico que presenta cifras elocuentes de crecimiento pero que no ha podido traducir cumplimiento de compromisos internacionales asumidos con las Naciones Unidas para reducir la pobreza dentro los Objetivos del Milenio (0DM).

Esta reparación requiere romper los vínculos administrativos, fiscales y financieros que están impidiendo la implementación de hermosas intenciones y promesas electorales presidenciales.

Reparar el pasado económico exige reducir la pobreza no por vía del asistencialismo socio-populista ni abultando supernumerariamente los empleados públicos, sino incrementando la generación de puestos de trabajo dignos y de calidad que permitan a más dominicanos satisfacer más y mejor sus necesidades en base a su propio esfuerzo.

Generar ese tipo de puestos de trabajo exige a su vez recuperar nuestra economía primaria, agrícola e industrial, que ha perdido preponderancia desde cuando nos comprometimos con los ODM a la fecha: La agropecuaria redujo su participación en el PBI en 4.6% y la industria en 6.1%.

Apoyar esos sectores primarios demanda financiamientos a tasas competitivas con las vigentes en naciones con las que mantenemos relaciones comerciales; lo cual no es posible mientras en EEUU los intereses pagados por la Reserva Federal sean inferiores al 1% y nuestro Banco Central postule tasas de referencia del 6.25%. Y mientras el rendimiento de los bonos domésticos emitidos por el Gobierno gire alrededor del 14%.

Como esas altas tasas se establecen para atraer dinero y cubrir déficits fiscales y cuasi-fiscales, se impone disciplinar nuestra fiscalidad para no seguir consumiendoen partidas corrientes nuestras recaudaciones.

Ello reclama austeridad en la administración pública, al estilo Balaguer, previa remoción, para romper vínculos que impiden reparar el pasado.

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