Balaguer y su afán por la foresta

Balaguer y su afán por la foresta

«Mi programa en síntesis, si alguno se me permitiera tener, se resumiría así: preservar la foresta a como de lugar, conservar los parques nacionales, la flora, la fauna, las corrientes fluviales, los ríos, los bosques y las cordilleras, estas últimas declaradas mediante ley como parte inalienable del patrimonio público; conservar, en una palabra, la tierra, la ecología, la vid.»

[b]Discurso del 27 de febrero de 1987[/b]

ante la Asamblea Nacional.

Un día como hoy, el viernes 28 de mayo 1977, el Presidente de la República, doctor Balaguer promulgó dos de las más importantes leyes de protección de nuestros recursos forestales y acuíferos.

[b]Se trata de las leyes No.627 y No.632[/b]

Mediante la primera, la No. 627, cuyo objetivo era el de proteger las áreas montañosas con la finalidad de preservar todos las cuencas hidrográficas del territorio nacional, se declaró de alto interés nacional el uso, protección y adquisición por parte del Estado, de todas o partes de las tierras comprendidas en las áreas cordilleranas, describiendo a continuación amplias zonas de las cordilleras Central, sierra de Bahoruco, sierra de Neyba y sus estribaciones paralelas, sierra de Martín García, sierra de Yamasá, sierra del Seybo o cordillera Oriental y sierra de Montecristi o cordillera Septentrional, que caerían todas bajo la jurisdicción de esta nueva ley.

Y mediante la Ley No.632, se prohibió de manera terminante el corte o tala de árboles en las cabeceras de los ríos y arroyos que nutren las cuencas hidrográficas del país.

Con este conjunto de disposiciones legales, el Presidente Balaguer establecía un amplio marco geográfico de las áreas protegidas, con la finalidad de preservar para las futuras generaciones el tesoro inapreciable de nuestros recursos naturales.

Esta fue, sin lugar a dudas, una línea de conducta permanente en la larga carrera de estadista del doctor Joaquín Balaguer.

Acaecida la desaparición física de Trujillo, Balaguer asume de manera efectiva la presidencia de la República, que hasta ese momento había ejercido como un mero simbolismo, y de inmediato se manifiesta su preocupación por la foresta.

En efecto, el 19 de julio 1961, en pleno fragor de las convulsiones políticas que siguieron a la caída de la dictadura, Balaguer, sereno, ajeno a la vocinglería de las turbas, y con su visión puesta únicamente en el futuro de la República, promulga la ley No.5579, que establece lo siguiente:

«Considerando: que la riqueza forestal es uno de los patrimonios más valiosos con que cuenta la República y es fuente de grandes beneficios por proveer la conservación de nuestras corrientes fluviales, elemento indispensable para el regadío de las tierras de la República y otros usos necesarios; se declara zona vedada todos los terrenos que comprenden la loma Alto de la Bandera en Constanza. Se declara de utilidad pública la adquisición por el Estado de todos los terrenos que no le pertenezcan dentro de la zona vedada».

Tras su retorno a la Presidencia de la República en 1966, esta vez mediante el voto popular, Balaguer ordena de inmediato el cierre de todos los aserraderos del país. Solo él, con su autoridad moral y política, y con su visión de estadista, podía acometer un acción como esa que afectaba los intereses de poderosas familias de renombre social y económico.

Más luego, el 15 de marzo de 1967, promulga la ley No.104 que declara de alto interés patriótico una activa y permanente campaña de reforestación en todo el territorio de la República, y el 1ro. de noviembre de ese mismo año, Balaguer, promulga la ley 206 que coloca la Dirección General de Foresta como una dependencia de las Fuerzas Armadas.

A partir de ese momento, las Fuerzas Armadas y la Policía quedan investida de la misión de velar por la conservación, restauración y fomento de la riqueza forestal del país.

El año de 1968 se inicia con un gran acontecimiento encaminado hacia la protección definitiva de una de nuestras más valiosas riquezas forestales. El 10 de enero de ese año, el Presidente Balaguer promulga la ley No.244 que crea la Reserva Forestal «zona vedada de Los Haitises», y que prohíbe cortar, destruir, mutilar, arrancar o incendiar árboles y plantas, así como establecer viviendas o ampliar cualquier clase de agricultura o crianza de animales en esta zona comprendida entre los municipios de Sánchez, Villa Riva, Monte Plata y Bayaguana.

El 14 de mayo de 1974, mediante ley No.664, Balaguer declara la Isla Cabritos del lago Enriquillo como Zona Reservada y Parque Nacional.

Ese mismo año y mediante ley No.67 del 8 de noviembre, se crea la Dirección General de Parques.

En septiembre de 1975 se promulga la Ley de protección del Parque Nacional del Este, que incluye la isla Saona.

El 3 de junio de 1976, por ley No.409, el Presidente Balaguer convierte entonces a la Zona Vedada de los Haitises en Parque Nacional de Los Haitises, considerando que dicha zona es el único remanente boscoso de las mejores latifoliadas de la República Dominicana, y cuyas características geomorfológicas y escénicas están consideradas como de las más raras y bellas del mundo.

De retorno nueva vez a la Presidencia de la República, el 16 de agosto de 1986, Joaquín Balaguer comienza su nuevo gobierno lanzando una ofensiva para frenar la vertiginosa devastación que habían sufrido nuestros bosques durante el interregno de 1978 a 1986. Se inicia de inmediato la llamada Operación Selva Negra, comandada por el entonces coronel Iván Aquiles Hernández Oleaga, y bajo la dirección personal del Presidente Balaguer, con el objetivo de detener las incursiones de nacionales haitianos y campesinos desaprensivos que deprendaban el parque nacional de los haitises y otras áreas boscosas de vital importancia en todo el territorio nacional.

Esta valiente y oportuna acción del Presidente Balaguer, salvó a nuestros bosques de perecer bajo el golpe inmisericorde del hacha campesina y del depredador haitiano, de la misma manera que en 1966 había hecho detener las sierras sinfines de los poderosos aserraderos latifundistas.

Posteriormente el presidente Balaguer promovió al general Hernández Oleaga a jefe de Estado Mayor del Ejército, primero, y Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas, después, funciones estas en donde se continuó con tesón la labor de protección de los bosques nacionales.

En ese último período de gobierno de diez años del doctor Joaquín Balaguer, se produjo una nueva serie de disposiciones legales a favor del bosque, por lo que puede señalarse sin temor a exageraciones que el Presidente Balaguer fue el más grande protector de nuestro recursos naturales.

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