Balance de la Reforma Agraria Dominicana en sus 59 aniversarios

Balance de la Reforma Agraria Dominicana en sus 59 aniversarios

Al llegar a sus 59 años, la reforma agraria dominicana presenta logros y fracasos. Cargados de alabanzas y críticas.

De entrada, considero que en un balance crítico como el que he tratado de llevar a cabo en el ensayo “La Nueva Agricultura”, se puede concluir en que por los resultados actuales en el sector reformado, han valido los esfuerzos y el sacrificio, no obstante, las complicaciones y trabas halladas durante el proceso, iniciado con la ley 5879 del 27 de abril del 1962.

La reforma agraria mantiene en cultivos y actividades pecuarias alrededor de 4.5 millones de tareas de tierra, con lo que realiza un excelente aporte en alimentos y, paralelamente, ha contribuido conque se hayan graduados de profesionales unos 40 mil jóvenes, hijos de jornaleros agrícolas que pasaron a ser parceleros, dueños de sus propios predios, y desde donde lograron ingresos para desarrollar sus familias.

En la actualidad, esa formación educativa agregada a la riqueza creada en los proyectos agrarios, son invaluables para la Nación Dominicana.

Los parceleros fueron y son, productores eficientes, con una agricultura rentable.

Ahí tenemos los sectores arroceros, bananeros, productores de vegetales, oleaginosas y leguminosas, víveres, etc.

Ahora bien, aún con esta valoración positiva, no podemos ocultar la frustración de innumerables proyectos que cayeron en la bancarrota desde el inicio o a poco tiempo de haberse comenzados.

Es decir, algunos han permanecido con inmensas dificultades y otros definitivamente colapsaron.

Estamos ante un proceso refrenado, que no varió las desigualdades en el acceso a la tierra. Apenas se pudo poner aproximadamente un 23% de la tierra reformable en manos de quienes las podían trabajar, y que no continuaran ociosa o sub-utilizada.

De manera que se ha tratado de un sueño realizado a media, pero que trajo un cierto nivel de desarrollo agrícola, que se puede palpar cuando la reforma agraria adquirió relevancia y provocó repercusiones en los inicios de los 70, hasta el año 1975 y, entonces, con la tierra incorporada se vio crecer algunas áreas en lugares esenciales como el Cibao, el valle de San Juan, La Altagracia, etc.

Actualmente, los organismos oficiales de reforma agraria registran una superficie de 10.7 millones de tareas, en 582 proyectos, con 127,065 parceleros, que aglutinan una carga familiar de 724,435 personas. Aunque por varias causas, la realidad es que apenas un poco menos de la mitad permanecen en el sistema del sector reformado.

Ciertamente, la reforma agraria debe enfocarse más que como una simple entrega de tierra, como un proceso que busque integrar a las familias trabajadoras de la tierra al quehacer productivo para alcanzar, en primer lugar, el bienestar pleno de la familia campesina, y pasar entonces a contribuir con la Sociedad, en alimentos, materia prima, divisas, etc. coadyuvando con el desarrollo económico de la Nación en general.

Aunque el balance final es que el esfuerzo realizado ha valido lo que hoy tenemos, los hechos distan bastantes de los objetivos iníciales, desde la reunión de Presidentes en Punta del Este, Uruguay, en el 1962, hasta el Código de 1972, pasando por el cambio sin violencia, las medidas de ajustes fondomonetaristas, y las reformas económicas y financieras, dado que las posibilidades eran propicias para que en un tiempo breve se hubiese establecido una Reforma Agraria modelo en el Continente.

Concluimos en que los graves errores y complicidad del Estado con los terratenientes, han conllevado que a 59 años de haberse iniciado el proceso, aún esté pendiente la reforma agraria que asuma el valor de la vida humana y la utilidad de ésta para el desarrollo nacional.

(Continuaremos detallando otros aspectos como la recuperación, asentamiento, apoyo a la producción, etc. para luego presentar nuestra propuesta de qué hacer en estos momentos).

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