Balance de los certificados y el déficit cuasifiscal

Balance de los certificados y el déficit cuasifiscal

POR PEDRO SILVERIO
Existe, en la sociedad dominicana, una legítima preocupación por la magnitud del déficit cuasifiscal del Banco Central. A esta preocupación se le agrega la gran confusión que sobre el tema ha sido propiciado por analistas calificados y no calificados, quienes de manera interesada, en su mayoría, están tratando de sacar provecho político y profesional de un problema que requiere para su solución de la cooperación de todos los dominicanos.

Es sorprendente ver cómo, de manera sistemática, se confunde el balance de los certificados (stock) emitidos por el Banco Central con el gasto financiero asociado al pago de intereses que devengan esos certificados. Estos pagos de intereses constituyen el componente más importante del déficit cuasifiscal, el cual es equivalente al resultado negativo en términos operativos del Banco Central. Esta distinción es fundamental para entender la naturaleza del problema, pues se da una retroalimentación permanente entre el monto de los certificados y los intereses pagados. Es decir, a un mayor monto de certificados se podrían originar mayores pagos de intereses, pero, a su vez, estos mayores pagos de intereses obligarían a nuevas emisiones de certificados para neutralizar el efecto monetario del pago de intereses. Al 16 de agosto del 2004 el Banco Central había emitido certificados por un monto ascendente a unos RD$89,000 millones, los cuales generaban pagos por intereses del orden de los RD$3,200 millones mensuales, equivalentes a una tasa promedio de interés anual del 43%. A este punto no se debe olvidar que en la campaña electoral del 2004 se le acusó al Dr. Leonel Fernández, entonces candidato a la Presidencia de la República, de que no honraría los compromisos asumidos por el Banco Central al emitir dichos certificados. Contrario a esas acusaciones, esos compromisos han sido honrados, y continuarán siendo  honrados puntualmente al vencimiento de acuerdo a lo pactado con el inversionista, tal como ha ocurrido hasta el día de hoy.

Ahora bien, ¿qué hubiera ocurrido si el Banco Central se hubiera limitado a cumplir con esos compromisos y no hubiera diseñado un plan mejorar la sostenibilidad del déficit cuasifiscal originado principalmente en el costo financiero asociado con el balance de los certificados? Simplemente lo siguiente: Los RD$89,000 millones se hubiesen convertido en unos RD$182,000 millones al cabo de estos dos años, debido al pago de intereses y a la emisión de nuevos certificados para contrarrestar la expansión monetaria. En otras palabras, el monto de los certificados superaría en unos RD$25,000 millones al balance presente de los mismos. O bien, el Banco Central pudo haber mantenido el monto de los certificados constante en RD$89,000 millones y emitir mensualmente RD$3,200 millones para el pago de los intereses sin anular sus efectos monetarios a través de nuevos certificados, como lo ha estado haciendo. En este caso, el dinero de alto poder se hubiese duplicado en apenas dos años, y hubiese tenido, a la vez, efectos devastadores sobre la tasa de cambio, la inflación y el empleo, en unas proporciones superiores a las verificadas en la pasada administración, lo cual hubiera puesto en dudas nuestra viabilidad como nación.

En otro orden, del balance actual de los certificados se deben deducir unos RD$45,000 millones, los cuales representan, aproximadamente, las ganancias de reservas internacionales que el Banco Central ha registrado en estos dos años. No se debe olvidar que al 16 de agosto del 2004 las reservas internacionales brutas eran de USD331 millones y que al día de hoy son de USD 1,656 millones. Visto de otra manera: Si al balance actual de los certificados se le restan los certificados respaldados en dólares, el monto de los certificados sería ligeramente superior al registro que se tenía en agosto del 2004. Esa política de acumulación de reservas evitó una sobreapreciación del peso dominicano, lo cual hubiese sido muy dañino para el sector exportador.

Es obvio que el Banco Central siguió el camino correcto, tal como lo reconocen los organismos internacionales y los analistas sensatos. Los resultados son contundentes. Las autoridades monetarias, basadas en el drástico cambio positivo en las expectativas económicas, luego del proceso electoral del 2004, han sido capaces de lograr una caída estrepitosa en las tasas de interés, las que han pasado, en términos promedios, de un 43% en agosto del 2004 a un 16% en agosto del 2006, para una reducción superior a los RD$25,000 millones en pagos de intereses durante ese período. Este es un logro que rara vez se destaca, pero que ha significado un gran alivio para la política monetaria y para las finanzas del Banco Central.

El balance de los certificados ha sido tipificado como una deuda y, ciertamente, es un pasivo. Sin embargo, esto merece algunas clarificaciones. No se trata de una deuda en el sentido estricto. Se trata, más bien, de depósitos del público que reposan en las bóvedas del Banco Central en moneda nacional o en forma de reservas internacionales básicamente en dólares. Tal como los bancos comerciales tienen depósitos, asimismo el Banco Central tiene depósitos en forma de certificados colocados a través de las subastas o mediante colocación directa en las ventanillas. De modo que esos depósitos permanecen en las bóvedas o en forma de reservas internacionales por razones de política monetaria.

No hay dudas de que en estos dos años la sostenibilidad del déficit cuasifiscal ha mejorado sustancialmente. En agosto del 2004 dicho déficit representaba más de un 4% del producto interno bruto, mientras que en el presente se encuentra por debajo del 3%. Durante el primer semestre del presente año la economía creció, en términos nominales, por encima16%, en tanto que el balance de los certificados apenas creció un 6%. Asimismo, el Banco Central está pagando en el presente cerca de RD$1,000 millones mensuales menos que en agosto del 2004. No es posible ignorar, dentro de un marco de razonabilidad, esta realidad y plantearse que el problema es mayor ahora que hace dos años.

Estos avances se han hecho sobre la base de mejorar los plazos de maduración de los certificados y de la reducción de la tasa de interés, ambos logros fundamentados en el restablecimiento de la credibilidad del Banco Central. En estos momentos, las autoridades monetarias y el equipo económico del gobierno están terminando de diseñar, en conjunción con el FMI, un plan de largo plazo para la solución definitiva del problema cuasifiscal. Es importante avanzar que ese plan implica la emisión por parte del gobierno central de un bono destinado a recapitalizar al Banco Central por las pérdidas acumuladas desde su fundación en 1947, y bajo ninguna circunstancia este bono será utilizado para sustituir certificados ya emitidos por el Banco Central. Se trata, pues, de un bono de recapitalización, no de sustitución de certificados. Por lo que se reitera que el Banco Central continuará cumpliendo puntualmente con los compromisos asumidos mediante le emisión de certificados y que éstos, por lo tanto, nunca serán sustituidos por bonos del gobierno central.

Finalmente, reconocemos la trascendencia que este tema tiene para el futuro de la República Dominicana, pero el problema cuasifiscal no se va a resolver sobre la base de la especulación interesada en minar la credibilidad del Banco Central. Tampoco se va a resolver con opiniones ligeras y destempladas. La solución será el resultado de un trabajo sistemático y bien dirigido, con el único propósito de preservar los mejores intereses de la nación dominicana.

Pedro Silverio es economista y gerente del Banco Central.

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