Balance electoral; y algo más

Balance electoral; y algo más

 VIRGILIO ALVAREZ BONILLA
Los resultados de las recientes elecciones celebradas para escoger los miembros del Congreso Nacional y las autoridades municipales, arrojan un claro triunfo para el Bloque Progresista que encabeza el Partido de la Liberación Dominicana.

Veinte y dos senadurías, más de noventa y cinco diputaciones y unos 68 municipios, serán los que el Bloque Progresista obtendrá, para de este modo controlar ambas cámaras legislativas y la mayoría de los ayuntamientos en forma individual. Estos resultados favorables al oficialismo, cambia la composición de nuestro Congreso y podría también influir categóricamente en la administración de la Liga Municipal Dominicana, la Cámara de Cuentas y la propia Junta Central Electoral. Al cambiar el mapa congresional se espera que se produzcan los anhelados cambios que puedan fortalecer nuestras instituciones e impedir que desde ese poder del Estado siga primando el interés particular por encima del colectivo.

Los resultados electorales recientes producen también necesariamente un balance diferente en los partidos políticos participantes, algunos como es el caso del PLD y sus aliados y el nuevo partido Revolucionario Social Demócrata, salen fortalecidos; el primero porque se consolida como la primera fuerza política de la nación, y el último porque pasa a convertirse en la principal fuerza minoritaria con un claro empuje que le podría anticipar un auspicioso futuro. Los casos del partido reformista y del PRD, transita por senderos muy diferentes, el reformismo, aunque algunos analistas en principio le hayan anticipado un éxito electoral por el hecho de haber duplicado el número de sus senadores, al analizar detenidamente sus resultados electorales nos encontramos con un panorama muy distinto, que sin dudas conllevará a los miembros de esta agrupación política a exigir grandes trasformaciones internas. Veamos a lo que me refiero. El PRSC participó en la llamada “Alianza Rosada”, como la bautizara el pueblo, encabezando la boleta congresual en doce provincias más una en la que fue aliada a otro partido diferente, es decir que llevó doce senadores, de éstos ganó cuatro que se sepa, La Altagracia (Higüey) donde obtuvo una contundente victoria con un 61.32% de los votos válidos; ésta fue la única provincia del país donde el reformismo computó una mayoría absoluta en las votaciones. Las otras senadurías ganadas fueron Barahona, donde la votación reformista fue sólo del 11.29% recibiendo del PRD 34.62 y de otros el 3.59, para totalizar un 48.50; Elías Piña fue la tercera ganada donde obtuvo como partido un 19.95%, recibiendo un regalo del PRD de un 26.70 y de otros de 3.63% para totalizar un total ventajoso de 50.28%; la cuarta y última en ganar fue Sánchez Ramírez, donde sus votantes fueron de 21.28% ayudados por el PRD con 32.00% y otros 2.25% para ganar con un 55.53%.  En otras dos provincias, el Reformista discutió la supremacía hasta última hora, La Vega donde sucumbió por pocos votos obteniendo la candidatura un 48.40% de los cuales como partido sólo obtuvo un pírrico 13.91% y recibió de sus aliados PRD 30.67% y de otros el 3.82%,; en San Pedro de Macorís de una votación de 48.61% generó el 18.46 mientras que el PRD tuvo un 25.65 y los demás un 4.50%. Las restantes seis provincias donde llevaron senadores, la votación porcentual del PRSC fue como sigue: Distrito Nacional 8.01; Monseñor Nouel 17.81; Salcedo 9.00; Samaná 15.07; Santiago Rodríguez 7.34 y Santo Domingo sólo 6.71. Como se verá, el Partido Reformista como tal, si hubiese ido solo a las elecciones habría ganado únicamente en La Altagracia, donde el senador electo Amable Aristy Castro mantiene un indiscutible liderato.

 La suerte reformista en las demás demarcaciones provinciales no fue mejor, salvo en Santiago, donde consiguieron un 18%, las votaciones en las otras fueron menores, de un 10%. Conocidos estos resultados, es aventurero asegurar que el futuro de este partido es promisorio ni mucho menos que se consolida como la tercera fuerza nacional, por el contrario estos resultados deben convertirse en la mejor arma para que los partidarios de esa agrupación determinen la suerte de sus dirigentes que embarcaron a ese partido en la aventura de una alianza sin sentido, que impidió que el PRSC se unificara y generara su propia fuerza, por modesta que ésta fuera.

El caso del PRD es más que evidente. La alianza, en vez de beneficiarlo, le restó; su abrupta caída está a la vista de todos, no dudamos sin embargo en la capacidad de ese partido para recomponerse y seguir contribuyendo como siempre lo hizo al fortalecimiento de nuestro sistema democrático. “La Alianza Rosada” terminó como comenzó, mal, consumida por sus propios errores. El futuro inmediato nos deparará otras negociaciones políticas, que de seguro sorprenderán a muy pocos.

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