Balance preliminar de una intención

Balance preliminar de una intención

RAMÓN NÚÑEZ RAMÍREZ
Si bien las directivas de los partidos políticos apuestan a que la operación matemática de la suma opera en la esfera de las alianzas políticas, lo cierto es que esa lógica falla cuando están de por medio las apetencias individuales, los liderazgos regionales y la dificultad de trasladar a las bases los acuerdos de aposento de las cúpulas.

Lo tradicional en el sistema político dominicano es que una organización mayoritaria reciba la adhesión de una serie de partidos menores, alianzas responsables en algunos casos de aportar los votos para marcar el triunfo o los votos, como en el 2004, para garantizar el triunfo presidencial en primera vuelta, sin embargo hasta el proceso actual nunca había sido posible orquestar un acuerdo entre partidos mayoritarios  en las elecciones congresionales y municipales.

En las elecciones del 1998 y 2002 peledeístas y perredeístas cortejaron a los reformistas, pero en vida y dirección del doctor Balaguer no se pasó a la etapa de las negociaciones, pero en la actualidad, en la momento de los liderazgos compartidos, con el instrumental de las encuestas para captar la correlación de fuerzas, los dos principales partidos, PLD Y PRD en el mismo orden de su matrícula de adherentes y simpatizantes, comprendieron la necesidad de apelar a una alianza con el tercer partido o en el mejor de los casos evitar la alianza con el contrario.

El reformista, una organización que ha manifestado un interesante ascenso en las simpatías de acuerdo a los últimos sondeos de firmas encuestadoras, comenzó a recibir las ofertas de las otras dos parcelas y en la medida que se incrementaban, en esa medida aumentaba el valor de mercado de los reformistas y las exigencias de posiciones, hasta el punto que a la oferta mitad y mitad en una eventual alianza con el peledé, ellos sujetaron el futuro del acuerdo a la entrega de las senadurías del D.N, Santiago y Santo Domingo, plazas en donde el peledé cuenta con una sólida posición y además son emblemáticas con fines del escenario del 2008, también de importantes ayuntamientos y exclusividad en circunscripciones de dos diputados; exigencias  rechazadas por el equipo negociador morado, colocando a los reformistas en la obligación de correr raudos y veloces anunciar alianza con el perredé, aunque fuera una mera declaración de intención, a la espera de la difícil carpintería para arribar a acuerdos a nivel de todos los municipios.

En caso de materializarse la alianza, venciéndose los conatos de rebeldía de los candidatos y precandidatos desplazados del partido blanco y los inevitables trasiegos a otras organizaciones, dicha organización de entrada, sin contar un solo voto, sacrifica el 35% de su matrícula senatorial actual, aunque garantiza la mayoría congresional siempre y cuando la alianza se mantenga después del 16 de agosto del 2006.

El Partido Reformista a corto plazo luce ganancioso pues aumentará, gracias al voto prestado perredeísta,  el numero de senadores, diputados, síndicos y regidores pero con miras al 2008 están poniendo en juego la tendencia creciente observada en las encuestas, afectando la unidad interna y además devaluando una de sus figuras más prominentes, quizás el único en la actualidad con el carisma y el potencial para enfrentar al PLD en las presidenciales, obviamente el ingeniero Eduardo Estrella, de los pocos líderes opuestos públicamente a toda alianza, mientras surge como la figura con real poder de maniobra Amable Aristy Castro, un hábil político a la usanza, el estilo y los métodos que supuestamente las nuevas generaciones en esa organización pretenden superar.

El peledé en la actualidad encabeza las simpatías en por lo menos 20 provincias y de no materializarse la alianza perredé-reformista con relativa facilidad hubiese logrado una importante representación congresional y municipal, ahora en el escenario de una unidad opositora deberán realizar ingentes esfuerzos para hacer un digno papel en las elecciones de medio término.

En el peor de los escenarios el PLD podrá obtener una importante cuota de diputados, quizás cercano al 40-50%, así como una multiplicación importante en el numero de Senadores, síndicos y Regidores. Ahora bien, la polarización inevitable surgida por la división entre oficialistas y opositores, representa una magnifica oportunidad para  fortalecer la unidad en torno al grupo de partidos aliados en elecciones previas, forjar acuerdos con otras organizaciones y también incluir en las boletas figuras prestigiosas con liderazgo social en sus respectivas comunidades.

Esta coyuntura, con alianza o sin ella, representa una gran oportunidad para el PLD consolidarse como el principal partido político del país, presentar los mejores hombres y mujeres ante el electorado, sean de sus filas, de los aliados o independientes, exaltar una obra de gobierno digna de merecer nueva vez el endoso popular, pero también representa la gran oportunidad de establecer  la diferencia con las otras organizaciones, diferencia de métodos, de políticas y de estilo de gobierno que justamente permitieron al PLD  emerger desde un pequeño partido de activistas al principal partido del sistema.

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