Luis Abinader asumió la Presidencia de la República en medio de una tormenta perfecta, con una crisis sanitaria provocada por el covid, una crisis económica que había generado una caída del PIB en -6.7%, más una crisis de corrupción y a eso se le sumó la crisis de inflación motivada por el aumento de los precios de los “commodities” y por causas internas, como el necesario aumento de liquidez monetaria para evitar una recesión de mayor calado. A pesar de lo anterior sus mayores retos serán en los próximos tres años.
El Presidente y su Gabinete de Salud hicieron esfuerzos denodados para obtener las vacunas, y no es necesario citar cifras pero un 50% de vacunados con las dos dosis, más de 400 mil con la tercera Pfizer, reducción de la positividad, letalidad y del número de camas ocupadas es un reflejo de un manejo exitoso de la pandemia.
En términos macroeconómicos es indiscutible que la dominicana ha demostrado una gran resiliencia, que la recuperación del PIB es ostensible, las zonas francas en casi 100%; a julio llegaron 2.4 millones de turista, 61% mayor que el mismo periodo de 2020, obviamente estamos lejos de los 4.2 millones a julio de 2019.
La gran bendición han sido las remesas de los dominicanos, especialmente los residentes en los Estados Unidos, beneficiados con los estímulos monetarios de los gobiernos de Trump y Biden, permitiendo que a junio asciendan a US$5,263.1 millones, mayor en 51.4% a las registradas en 2020 y 52% a las del mismo periodo de 2019.
Salvo que ocurra algún elemento contingente, como la aparición de cepas más contagiosas que provoquen graves rebrotes, se puede concluir que en materia de pandemia y de la economía el balance es satisfactorio, lo cual no quita que hay desempleo, quiebras de empresas e inflación que destruye el bolsillo de los receptores de ingresos fijos.
El tema del Ministerio Público, ha sido un punto positivo especialmente por los procesos en marcha contra los imputados de corrupción, aunque personalmente quisiera ver casos que involucren a exfuncionarios de mayor jerarquía.
Si bien este primer año fue difícil y el Presidente y su equipo supieron sortear las dificultades, no es menos cierto que en los próximos tres años están los mayores retos de Abinader y la posibilidad de lograr un segundo período.
El cambio implica reformas estructurales como el Pacto Fiscal y una genuina eficiencia en el gasto, reforma laboral, la Seguridad Social, no permitir que ciertos sectores boicoteen los procesos de corrupción, mientras el Presidente debe mantener a raya la corrupción entre los suyos y promover la mejoría de la seguridad jurídica y el imperio de la ley.
El Presidente y su equipo han sabido sortear dificultades del primer año
En materia de pandemia y de la economía, balance es satisfactorio
La gran bendición han sido las remesas de los dominicanos