Balas perdidas

Balas perdidas

Las denominadas “balas perdidas” han ocasionado mucho daño en este país. Han provocado la muerte de numerosas personas y, al menos en estos días, una señora murió y dos niños están graves por heridas de proyectiles.

La ocurrencia tiene varias vertientes que tienen la irresponsabilidad como denominador común.

En este país se ha arraigado la mala costumbre de dejar pasar sucesos que necesariamente tienen que ser investigados en el momento en que ocurren.

Si se producen disparos en alguna parte, eso debe motivar una intervención inmediata de las autoridades policiales y judiciales, para establecer causas, motivos y responsabilidades, y actuar en consecuencia. Pero parece que las indagaciones comienzan cuando la prensa reseña que una niña está en coma, o que un niño de pocos días de nacido fue alcanzado en la cabeza por un proyectil, o cosas por el estilo.

A pesar de la frecuencia conque balas perdidas causan estragos, son escasos los informes de las autoridades dando cuenta del establecimiento de responsabilidades.

Son escasas las estadísticas sobre cancelaciones de licencias para porte de armas, y decomiso de las mismas, por exhibicionismo, disparos injustificados y otras faltas en que incurren algunos portadores autorizados de armas. La práctica de las autoridades en este sentido no se ha correspondido con los mensajes publicitarios llamando a evitar el uso indebido de estos artefactos.

En algunos barrios, bandas de malhechores parecen tener a la defensiva a las autoridades. Protagonizan balaceras frecuentes que ponen en peligro la seguridad de ciudadanos.

Sin duda, es necesario endurecer las sanciones por uso indebido de las armas portadas legalmente y una labor de inteligencia que permita detectar las clandestinas, para que mejore la seguridad y haya menos “balas perdidas”.

Carbón y  alcohol

Con los precios del petróleo en estampida, hay que ir pensando en alternativas de ahorro, y mejor si éstas permiten la sustitución del uso de los derivados de este mineral.

Uno de los puntos que debe ser declarado prioritario es mejorar la eficiencia del mercado eléctrico, de manera que se vaya reduciendo el uso de plantas de emergencia.

La insuficiencia del suministro de energía eléctrica es una de las causas principales de encarecimiento de este elemento, pues obliga a apelar al oneroso recurso del autoabastecimiento y a poner en marcha miles de pequeñas plantas, de pésimo rendimiento, que disparan en alza el consumo de hidrocarburos. De ahí proviene el kilovatio/hora más costoso para el país.

En ese tenor y hasta donde sea posible, hay que acelerar la conversión de nuestras plantas térmicas para que operen con carbón, gas natural y otros combustibles.

En otro orden, el Gobierno haría bien en crear incentivos para la producción de alcohol anhídrido, para su mezcla con gasolina y así reducir el uso de esta última.

Carbón y alcohol parecen ser las alternativas más viables que tenemos a la vista para disminuir la presión de los precios petroleros sobre nuestra economía. Manos a la obra, pues. 

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