Balas pérdidas, irresponsabilidad criminal

Balas pérdidas, irresponsabilidad criminal

Ciega y  minusválida quedó una inocente criatura de apenas dos años de edad, a causa de la herida  de bala en la cabeza que recibió mientras dormía en su humilde hogar del populoso sector de Los Mina.

Su madre, Jésica Paulino, estudiante de 19 años de edad, soltera, sin trabajo, lamenta desesperada e impotente la tragedia que cae sobre Jeremy Paulino, quien hasta el fatídico 9 de febrero  pasado,   era todo  sonrisa y alegría.

Sonrisa, esperanza y alegría tronchadas  abruptamente por una bala disparada  alegremente  por un desaprensivo, que quizás  celebraba una buena noticia o simplemente le dio la gana de hacer un disparo al aire.

Esta práctica  no es nueva y aunque es justo reconocer que el Ministerio de Interior y Policía ha contribuido a su disminución, todavía persiste en amplios núcleos  personas armadas sin criterios ni educación para ostentar un arma de fuego.

Evitar una tragedia  como la expuesta, vale cualquier esfuerzo que haga el referido Ministerio a nivel de campaña preventiva permanente, acentuándose en diciembre, y persiguiendo a los gatillos alegres para someterlos a la justicia.

Por su parte la ciudadanía  debe cooperar, denunciando a cualquier vecino o desconocido que caiga en la irresponsabilidad criminal de hacer tiros al aire por aquello  de que todo lo que sube baja y el próximo afectado podría ser un pariente suyo.

Porque no todos los responsables de esa funesta práctica tienen la “suerte” del ciudadano que celebrando el “cañonazo” de año nuevo disparó repetidamente su arma de fuego al aire, recibiendo su hermana,  en la cabeza, una de sus balas perdidas.

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