Balcones en desuso en edificaciones citadinas

Balcones en desuso en edificaciones citadinas

POR SEGUNDO ANTONIO VÁSQUEZ
Es muy llamativo observar debajo del campanario del Convento de los Dominicos, dos galerías con balcones cuyas partes superiores son amplios arcos y los balaustres son lisas barras de metal. Éstas, siglos atrás, eran utilizadas por los sacerdotes para divertirse, observando las corridas de toros y otros espectáculos que se ofrecían al público en la otrora Plaza Duarte, en la celebración católica que el primer domingo de octubre daba la Cofradía del Rosario.

También, en la capilla de la Tercera Orden, que está al lado de este templo, hay en su fachada una ventana con un pequeño balcón que tiene barandas de hierro, la cual está cerrada hace decenios.

Asímismo, en el frente que mira al norte de la Catedral Primada de América, se aprecia en la parte superior del portal una galería hecha de piedras labradas, en cuyo centro hay una pilastra que sostiene un doble arco, donde hay un balcón sin balaustres, puesto que está cerrado con sólidos bloques de piedras.

Allí, en tiempos lejanos, era donde Cristóbal de Llerena, autor de obras dramáticas, montaba sus jocosas piezas de un sólo acto que divertía al espectador culto de la ciudad colonial.

Igualmente, en el templo de La Altagracia, situado en la calle Mercedes esquina Hostos, la fachada que mira a esta última vía tiene un balcón corrido, cuyos balaustres de concreto armado están formados por redondeles que los cruzan en forma de cruz, los cuales solamente se construyeron como adorno.

Por igual, la Iglesia de las Mercedes tiene mirando al norte, en el segundo cuerpo de la torre-campanario, un precioso balconcillo donde el arco superior descansa sobre las piezas verticales, cuyos pilares soportan un remate triangular, el cual encierra el altorrelieve de la efigie de Tirso de Molina, pues en ese balcón también éste leía sus obras con el fresco de la brisa.

BALCONES EN CASAS CITADINAS

Uno de ellos es el que tiene la otrora residencia señorial de estilo victoriano situada en la calle 30 de Marzo casi esquina Julio Verne, en la cual se aprecia una fachada asimétrica con una galería que posee una entrada por el exterior, de doble escalinata, con barandas metalizadas de líneas curvas entrelazadas, pero lo curioso es el balcón que está en la pared derecha con igual adorno, cuya puerta trasera está tapada con bloques y concreto, por lo cual no funciona al no ser ya casa de familia.

También, en la calle El Conde esquina Espaillat, la casa perteneciente a la tienda La Margarita, tiene uno de los más curiosos balcones citadinos sin uso. Estos bordean la esquina y están construidos en forma ondulada, cuyos balaustres son de hierro forjado con dos barras horizontales arriba y abajo que tiene aros y ambos encierran líneas curvadas.

De la misma manera, están los cinco raros balcones que tiene La Cafetera, situada en la calle El Conde, cuyos balaustres son unos de los más decorados de la urbe. Es una metálica red, en cuyas esquinas exhibe “soñadoras quimeras”, que son las efigies de sirenas labradas en hierro forjado, y que sólo están de adorno.

El edificio Elmúdesi, situado en la calle Duarte frente al parque del mismo nombre, tiene un balcón completamente circular, que da la media vuelta en la esquina. Sus balaustres son de concreto armado y verticalmente forman un abultamiento ondulado. Esta residencia está cerrada hace decenios.

También está el balcón curvo esquinero del Palacio Consistorial de El Conde, que tiene un pasamano con barras de hierro, que arriba y abajo presenta curvas enroscadas y rosetas en los centros.

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