«Balkanization»

«Balkanization»

BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
Aunque no exista el verbo «balcanizar» en español y el término se encuentre en inglés, el presidente Leonel Fernández da en el clavo cuando advierte sobre la gravedad de la situación nacional, con relación a la invasión pacífica proveniente de la nación hermana-siamesa: Haití.

Estamos unidos por un viejo vínculo de imposiciones que comenzaron con los piratas, bucaneros y filibusteros, los habitantes, los despliegues de franceses e ingleses, hasta que Haití se convirtió en una colonia francesa impuesta sobre territorio que entonces pertenecía a España. Esa es, en síntesis, la historia.

Desde el principio hubo imposición de aquella parte de la isla contra ésta. Desde el principio poderes imperiales europeos impusieron la fuerza, la violencia, para forzar la aceptación de una situación de hecho creada por ellos. Así es la cosa.

Ahora intentan repetir la acción mediante una estrategia que se desarrolla en varios frentes:

-invasión pacífica de emigrantes que huyen de la miseria y la falta de oportunidades;

-oferta de mano de obra no calificada para trabajos no especializados, supuestamente a precios más bajos;

-presiones de sacerdotes quienes supuestamente defienden a los más débiles, en complicidad con grupos infiltrados de profesionales de la denuncia y vividores de la pobreza ajena;

-presiones sin límites de Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Canadá, para que se acepte la invasión sin protesta; y

-otras razones que huelga enumerar.

Ante el cuadro que persigue desintegrar la nacionalidad dominicana mediante una inaceptable integración de las dos naciones, las diferencias entre las dos sociedades son tan grandes, abismales si se quiere, que resultará imposible realizarla sin grandes derramamientos de sangre que nadie debe querer.

Cuando el presidente Fernández habla de cómo una invasión pacífica ocupa lugares que luego reclama como propios, agrego: se produce una guerra civil. ¿Acaso alguien no se da cuenta lo que significaría una guerra con Haití, provocada por incidentes en la frontera o dentro de nuestro territorio?

¿Es que no ven cómo se fuerza una jugada sucia para achucharnos para que se produzca una matazón?

Después del primer incidente grave ¿cuál sería la primera línea de batalla? No le queda dudas: la primera línea estaría dentro de nuestro territorio, se produciría una guerra de colores en la que ningún negro podría estar tranquilo.

Mientras, millares de haitianos intentarían cruzar la frontera para ayudar a sus compatriotas.

Llegado ese momento, la intervención de Naciones Unidas, con un nutrido contingente de norteamericanos, franceses, canadienses e ingleses, ocuparía la isla en plan de «pacificar».

Se trasladaría, entonces, la guerra, a una lucha interminable y ojalá que tuviera fin algún día, contra la invasión extranjera que fuerza unir culturas que se rechazan por hechos históricos de sangre y de abusos, realmente inolvidables.

Sin intentar ser arúspice o futurólogo, concuerdo con el presidente y amigo Leonel Fernández, en que la situación es grave, que aún tiene remedio, que hay que ponerle freno e inteligencia y que quien «pestapierde ñea».

Alertas y preparados, calma y vigilancia, dormir con un ojo abierto.

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