El Ballet de Alina Abreu celebra su 25 aniversario, ocasión para festejar estos años de realizaciones, que culminan con la fastuosa presentación por primera vez en el país, del ballet El corsario.
Basado en el poema homónimo de Byron, el coreógrafo Giovanni Galzerani estrena este ballet en la Scala de Milán en 1826; en 1856, Joseph Mazilier presenta su versión en la Ópera de París, basado en el mismo argumento, con música de Adolphe Adam. Este ballet entra en Rusia en 1858 de la mano de Jules Perrot, y sobre esta versión Marius Petipa adapta la suya, en 1868, con trozos musicales de Pugni y Délibes. En 1899 Petipa añade el famoso grand pas de deux classique sobre la música de Drigo, pieza emblemática de este ballet.
Alina Abreu una vez más se reta a sí misma, fiel al espíritu del ballet, lleva a escena este clásico, y para ello invita a destacadas figuras de la danza mundial, quienes junto a sus alumnas ofrecen un espectáculo espléndido, para el disfrute de los amantes del ballet. Las historias de corsarios, piratas y doncellas encantan, magnífica excusa para la danza.
El montaje. Hay en el montaje una unidad estilística entre la escenografía magnífica, de Fidel López, la vistosidad y buen gusto del vestuario de Magaly Rodríguez, y la coreografía.
El prólogo El naufragio, de impactante realismo, y las escenas del mercado, el palacio y la cueva, realzadas por las luces de Bienvenido Miranda y Emmanuel Ferry, ambientan la historia, mientras la danza fluye como torrente inacabable, manteniendo la ordenada estructura clásica, legado de Petipa.
El inteligente montaje de Alina Abreu posibilita el lucimiento del cuerpo de baile, en la hermosísima escena del jardín juega con una composición coreográfica, de líneas uniformes y simétricas, atractivas en su movilidad, y tan gratificantes como las proezas técnicas. El grand pas celebra el amor y la lealtad, los protagonistas producen los momentos de virtuosismo, Andrés Estévez, Conrad bailarín invitado del Ballet Met de Ohio, destaca en los desplazamientos; Laura Isabel Fernández, Medora cautiva con sus delicados movimientos, expresividad y arrojo al ejecutar la variación y la coda.
Maikel Acosta, excelente y apropiado en su papel de Alí, logra los momentos de mayores proezas. Allison García Gulnara muestra gran talento, buena técnica y fuerza interpretativa. Dos jóvenes a destacar por su excelencia son: Josmary Caro y Manuelita Navarro.
Éxito
Cada una de las páginas de este cuento con final feliz, cobra vida. La escena animada, donde cada personaje destaca, es consecuencia del trabajo actoral de Laura García-Godoy, quien al unir las partes logra un todo coherente y atractivo. Alina Abreu corona con éxito sus 25 años de labor artística.
Las claves
1. Montaje
La producción de El corsario se realizó sobre un libreto escrito por Jules-Henri de St. Georges y Joseph Mazilier.
2. Ficha
La escenografía es de Fidel López: luces, de Bienvenido Miranda y Emmanuel Ferry; vestuario, Magaly Rodríguez, y maquillaje, de Mónica Mendoza.