Ballet Clásico del Teatro Nacional de Praga presentó un gran repertorio de la danza

Ballet Clásico del Teatro Nacional de Praga presentó un gran repertorio de la danza

La noche del sábado, la presentación del Ballet Clásico del Teatro Nacional de Praga, de la República Checa, dirigido por Petr Zuska, estuvo a punto de frustrarse debido a las filtraciones que inundaron de agua la parte frontal del escenario del Teatro Nacional Eduardo Brito, luego de la intensa lluvia que cayó durante todo el día e inicio de la noche.

Pese a que la lluvia amainó media hora antes de iniciar el espectáculo, las puertas de la sala Carlos Piantini fueron abiertas al público antes de desmontar las horribles lonas azules que fueron colocadas en el proscenio para que el agua no pasara a todo el escenario. Este espectáculo de mal gusto pudo evitarse, ya que hubo tiempo suficiente para quitar dichas lonas y secar el área mojada antes de abrir las puertas al público.

Previo al inicio de la presentación del Ballet, intervino el productor del mismo, para pedir excusas a los presentes por el retraso y el incidente acuático. El director general y artístico del Teatro Nacional también se dirigió al público desde su palco, pero fue interrumpido por los abucheos de la audiencia, que no aceptó sus excusas, pues no conoce los antecedentes de este problema y sólo le interesaba ver el espectáculo que fue a presenciar.

Superado este incidente, inició la primera parte del programa, con el “pas de deux” de “La Bella Durmiente”, de P. Tchaikovsky, coreografía de Marius Petipá, bailado por Nicola Marova y Michal Stipa. Le siguió el “pas de trois” del primer acto del “Lago de los Cisnes”, también de Tchaikovsky, a cargo de Magdalena Matejkova, Marta Drastikova y Jonas Dolnik. Continuó con el “grand pas” de “Raymonda”, de Alexander Glazunov, danzado por Sophie Benoit y Guido Sarno. El “pas de deux” de “Diana y Acteón”, música de Ricardo Drigo, bailado por Amdrea Kramesova y Karel Audy, finalizando con la suite “Romeo y Julieta”, de Prokofiev, coreografiado por Petr Zuska y danzado por Marta Drastikova y Ondrej Vinklat.

La segunda parte abrió con el “pas de deux” del tercer acto del “Lago de los Cisnes”, interpretado por Magdalena Matejkova y Karel Audy. Le siguió “adagio”, del primer acto de “La Bayadere”, música de Ludwig Minkus, bailado por Nikola Marova y Michal Stipa. Continuando con el “pas de deux” de “Esmeralda”, música de Cesare Pugni y coreografía de Jules Perrot, danzado pos Sophie Benoit y Guido Sarno. Asimismo, la pieza “Return to a Strange Land”, música de Leos Janacek y coreografía de Jiri Kilyan, bailado por Magdalena y Jonas Dolnik. La muerte del cisne, de Camile Saint Saens, coreografía de Michel Fokine, fue interpretada por Nikola Marova, mientras el “pas de deux” de Don Quijote, de Ludwig Minkus, fue bailado por Andrea Kramesova y Ondrej Vinklat. El espectáculo cerró con el “Gran final” a cargo de toda la compañía.

La culpa no es de Niní Cáffaro

Niní Cáffaro no merece el agravio de que fue objeto en público la noche del sábado, antes de iniciar la presentación del Ballet Clásico de Praga. Los problemas de filtraciones en el escenario del Teatro Nacional vienen de lejos, y pese a que existe hace años un presupuesto aprobado para repararlos, el Gobierno y las autoridades de turno no han cumplido con su responsabilidad de ejecutar dichos trabajos.

Desde administraciones anteriores se está hablando de cerrar temporalmente el Teatro Nacional para su reparación total, pero nada se hace. Tal vez se decidan a intervenir cuando suceda algún accidente lamentable en el escenario o cualquier otro lugar de esta institución del arte que ya tiene 41 años ininterrumpidos con el mismo sistema de aire acondicionado -que no aguanta más reparaciones-, con la misma alfombra, completamente deteriorada; el mismo techo, lleno de filtraciones, y así por el estilo.

Pese a que en las últimas gestiones de directores artísticos y administrativos se han hecho remiendos ocasionales, las autoridades responsables de la reparación total y definitiva del Teatro Nacional no han cumplido con su deber. Hay que repararlo, ya. ¡Manos a la obra!

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