CARMEN HEREDIA DE GUERRERO
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El Ballet Nacional de Georgia presentó durante dos noches un espectáculo deslumbrante por su vitalidad y colorido, que nos lleva a través de sus danzas, al encuentro de sus costumbres ancestrales, sus pueblos y su historia.
El rico patrimonio cultural de esta nación, ubicada en la región montañosa del Cáucaso, se expone en las diferentes manifestaciones de su folklore, fenómeno vital y espontáneo que marca la vida cultural de los pueblos. La compañía fundada en l945, logra conciliar en un ideal estético, el llamado foco folklórico -la manifestación en su más puro estado-, el elemento comunicativo, y especialmente el elemento visual, proyectado en las sucesivas danzas pletóricas de acción y plasticidad.
La unidad de estos tres elementos dentro del mágico espacio escénico, tiene como resultante, una representación danzaría espectacular. El despliegue coreográfico muestra un trabajo técnico especializado con estilizaciones que lo dimensionan, siempre dentro de las fronteras del genuino folklore. A través de las danzas que se suceden indetenibles, nos acercamos a las tradiciones milenarias de un país de una gran diversidad cultural. El ritual, el mito, el toque del tambor, las vistosas vestimentas, las danzas guerreras, de recreación o bucólicas, son parte de una representación integral, de contenido, reflejo de una civilización sincrética y una identidad genuina.
Las destrezas mostradas por los bailarines responden a una técnica depurada y un entrenamiento sostenido. Una de las características de esta técnica consiste en bailar los hombres en las puntas de los pies, no a la manera de la danza clásica con zapatillas especiales de punta dura, sino con botas que permiten el doblamiento de los dedos, lo que constituye una verdadera hazaña. Los giros y saltos acrobáticos impresionantes, dan el toque espectacular a las danzas masculinas; por su parte las bailarinas parecieran levitar con sus desplazamientos en vuelo rasante, poseen además sutileza en el gesto, delicadeza y plasticidad en los movimientos.
Los diseños coreográficos tienen valor específico, muestran gran creatividad y capacidad para reinventar la tradición sin perderse en un desmedido abuso de imaginación.
Hay un excelente manejo de los grupos en formaciones asimétricas de movimiento constante, cuyos efectos estéticos cautivan al espectador.
Más Detalles
La música
Con apenas cuatro músicos, cuatro instrumentos folklóricos magistralmente tocados, se crea un ambiente sonoro deliberadamente rítmico, contagioso y cautivante.
El Ballet Nacional
Anfitrión
Mónika Despradel, empresaria artística y directora del ballet oficial, presenta a la compañía como anfitriones del espectáculo, con la interpretación de tres piezas: Naboria (coreografía de Carlos Veitía), Entrelazados (de Armando González), y Martin Luther King, de Derrick Spearss. Todas de corte moderno, con buena resultante interpretativa.
Danzas de pareja
Contienen la magia de la seducción y el galanteo sutil.