Bancarrota hospitalaria

Bancarrota hospitalaria

En medio de una emergencia sanitaria por la abundancia de casos de dengue y gripe A H1N1, lo peor que podía ocurrir es que los hospitales estuvieran en una especie de bancarrota, por atrasos de entre tres y seis meses en la entrega de las asignaciones que tienen consignadas en el presupuesto nacional. Eso significa que han  tenido menos disponibilidad de recursos en momentos en que más los han necesitado.

La situación pone de manifiesto el carácter mediático de las soluciones sanitarias. El dengue se propagó por todas partes por un descuido sanitario que tomó el primer brote como algo natural cuando se trata de enfermedades endémicas. El resultado ha sido un número bastante alto de muertos por causa de la enfermedad. Una parte importante en toda emergencia sanitaria es proveer a los hospitales, no solo de los recursos ordinarios, sino también, de ser necesario, de dotaciones extraordinarias.

No hay razones para creer que la epidemia de dengue ha cedido. La presión de la demanda de servicios hospitalarios, sobre todo en las emergencias, continúa siendo considerable. La detección de nuevos casos de  gripe A indica que no se puede descuidar la vigilancia de esta enfermedad. Hay razones de sobra para demandar que se entregue a los hospitales el dinero del presupuesto, y más aún si es necesario.

Pesar por Hugo Mendoza

La muerte biológica del doctor Hugo Rafael Mendoza Tapia es un motivo de dolor que solo se atenúa por las huellas de bien que dejó a su paso por este mundo. Pediatra abnegado, investigador incansable y con una vocación de servicio poco común fueron sus señas particulares. Es imposible dejar de verle aunque se haya ido, porque su obra posiblemente esté reflejada en tantos niños a los que salvó la vida. Quebrantos de salud le separaron del ejercicio médico y terminaron con su vida.

Era vegano de origen pero radicado en la capital. Fue  director del hospital Robert Reid Cabral y del Centro Nacional de Investigaciones Materno Infantil, en los que dio mucho de si para bien de los demás. Su fallecimiento  enluta a su esposa Rosa Leda y sus hijos Hugo Rafael, Samuel, Juan Francisco, Linette y Rosángela. Al reconocer sus grandes méritos profesionales y humanos  queremos unirnos al pesar que embarga a los suyos. Que la paz sea con él.

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