Un nuevo análisis del Banco Mundial divulgado hoy en una conferencia organizada de manera conjunta con el Miami Herald, El Dilema Caribeño, resalta los desafíos en común que enfrentan las economías pequeñas e identifica soluciones compartidas en pos de generar crecimiento sostenible en la región.
“El Caribe tiene un potencial económico y oportunidades de crecimiento enormes”, dijo Tahseen Sayed, directora del Banco Mundial para el Caribe. “Esta conferencia adopta una visión a largo plazo y se centra en aquellas prioridades y políticas esenciales para fomentar el crecimiento, basándose en las enseñanzas que dejan otras economías pequeñas”.
Un nuevo estudio del Banco Mundial, “Abiertas y ágiles: buscando el crecimiento estable en economías pequeñas”, revela que el tamaño de una economía, medido según el tamaño de la población en edad de trabajar, no es importante para el desarrollo y el crecimiento económico en los países de América Latina y el Caribe.
De hecho, algunas de las economías más pequeñas de América Latina y el Caribe como Panamá y la República Dominicana están creciendo mucho más rápido que los gigantes de la región.
“El análisis revela que si bien las economías pequeñas son más abiertas al comercio y la inversión extranjera, y están altamente especializadas en su sector exportador, también son más ágiles y capaces de cambiar la estructura de sus economías y exportaciones con el paso del tiempo”, dijo Daniel Lederman, economista en Jefe Interino del Banco Mundial y autor principal del informe. “Ser más ágiles las ayuda a permanecer competitivas a la hora de enfrentar turbulencias externas. De hecho, economías pequeñas como Costa Rica y los países del Caribe han tenido más éxito al momento de reinventarse que las economías más grandes”.
Otro informe del Banco Mundial, “Dominando la volatilidad: política fiscal y desarrollo financiero para el crecimiento en el Caribe oriental”, muestra que los países de la Organización de los Estados del Caribe Oriental (OECO) experimentaron un crecimiento volátil debido a su apertura al comercio, escasa diversificación productiva, exposición a los peligros naturales y sus políticas fiscales.
“El turismo es la industria más importante en la OECO, la cual varía desde un 26 por ciento del PIB en San Vicente y las Granadinas a 74 por ciento del PIB en Antigua y Barbuda. Dado que son economías pequeñas, es difícil diversificar sus motores de crecimiento, tornándolas particularmente susceptibles a la volatilidad comercial”, dijo Francisco Carneiro, economista principal del Banco Mundial para el Caribe.
Los autores identifican prioridades claves para el fomento del crecimiento sostenible en el Caribe y otras economías pequeñas:
- Una mayor integración regional para compartir costos y repartir riesgos promovería el crecimiento estable.Las pequeñas economías muchas veces carecen de recursos para realizar grandes inversiones públicas. Invertir en servicios públicos compartidos, como infraestructura de transporte regional, permitiría repartir riesgos y mejorar la conectividad en la región. El Mecanismo de Seguros contra Riesgos Catastróficos del Caribe es un ejemplo de un mecanismo de reparto de riesgos efectivo e interesante capaz de movilizar fondos de emergencia en las dos semanas posteriores a un desastre.
- Una política fiscal contracíclica puede ayudar a mitigar el impacto de la volatilidad comercial en la OECO.La adopción de leyes de responsabilidad fiscal y normas fiscales es clave para estos países, permitiéndoles ahorrar más en tiempos de bonanza para así poder enfrentar desastres naturales o impactos económicos. Granada está dando el ejemplo en la región con la reciente adopción de un marco fiscal a mediano plazo anclado en reglas claras para el gasto.
- Alcanzar un sector financiero más fuerte sigue siendo una prioridad, en particular entre los países del Caribe Oriental.Se promulgó una nueva Ley Bancaria para mejorar la vigilancia bancaria y la consolidación futura, un paso importante hacia la mejora del acceso al financiamiento.