Bancos centrales esperan por acciones de Draghi

Bancos centrales  esperan por acciones de  Draghi

Los bancos centrales de Europa están abriéndose paso para salir de políticas monetarias extremas, y todos los caminos pasan por Fráncfort.

Los encargados de formular las políticas desde Estocolmo hasta Bucarest están esperando en este momento que sus colegas del Banco Central Europeo inicien la reducción del estímulo récord que arrancó después de la crisis financiera mundial. Este jueves, estarán pendientes de cualquier nueva señal del presidente Mario Draghi, quien insinuó el mes pasado que el final del camino estaba cerca.

“Los bancos centrales están esperando a Draghi para ver cómo desarrolla su política”, dijo Janwillem Acket, economista jefe de Julius Baer en Zúrich. “Dejarán que la acción tenga lugar en Fráncfort y luego responderán”.

Para los bancos centrales más pequeños, la decisión de esperar puede atribuirse a dos cosas principales: cuando los tipos de interés tocan fondo, la moneda se convierte en la principal herramienta para controlar la inflación y el llamado diferencial de tasas se vuelve patente, y, a pesar de los rumores de su desaparición, la integración económica de Europa se está profundizando.

Los responsables desde Escandinavia hasta Europa del Este, se enfrentan a una falta de inflación, aun cuando sus economías sean muy diferentes. En Rumania, donde el crecimiento económico supera el 5 por ciento, la inflación es inferior al 1 por ciento, y el crecimiento de los precios también se está desacelerando en Polonia, donde el gobernador del banco central ha desestimado los rumores de un aumento de la tasa de interés. Suecia no ha alcanzado su meta del 2 por ciento durante más de cinco años, en tanto la inflación en la eurozona ha estado por debajo de la meta del BCE desde 2013.

En Suiza –donde los precios al consumidor registraron la mayor caída en más de seis décadas debido a la fortaleza de la moneda- los funcionarios del banco central han subrayado en reiteradas ocasiones que no tiene sentido permitir que el diferencial de tasas de interés en relación con la eurozona se reduzca, una indicación de que no tienen la intención de subir las tasas antes de que lo haga el BCE. Pero el caso práctico No. 1 podría muy bien ser el del banco central de Suecia. El gobernador del Riksbank, Stefan Ingves, planteó el mes pasado en términos muy claros que no ajustaría antes que el BCE, prediciendo que esperará hasta mediados del próximo año.

Ingves y sus colegas en Estocolmo han hecho todo lo posible por evitar que su moneda se aprecie, incluso con amenazas de una intervención directa en el mercado, algo que los suizos han venido haciendo durante la mayor parte de una década.

“No veo que eso vaya a ocurrir en absoluto en el entorno actual”, dijo Ingves. Suecia no puede permitirse que su moneda fluctúe demasiado frente a la moneda común, lo cual obliga al país a moverse en gran medida a la par del BCE: así como el Riksbank siguió al BCE en la expansión cuantitativa en 2015.

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