Bancos centrales y  tasas  interés

Bancos centrales y  tasas  interés

Las dos principales autoridades monetarias del mundo, la Reserva Federal americana (FED) y el Banco Central Europeo (BCE), chocan en sus formas de dirigir la economía. La agresividad de la FED ha contrastado siempre con la prudencia del BCE. Uno busca estimular la economía, el otro persigue la estabilidad de precios. El BCE difiere de la FED en que su objetivo prioritario es la estabilidad de precios, evitando utilizar la política monetaria para revertir ciclos económicos.

Sin embargo, las recientes crisis económicas y las desconfianzas en los mercados han obligado a las autoridades monetarias del mundo a realizar sucesivos recortes que han dejado el precio del dinero en niveles mínimos. Aun así, perspectivas favorables de crecimiento económico y niveles aceptables de tolerancia podrían conllevar a próximamente poder aumentar el precio del dinero.

El presidente de la FED de los Estados Unidos tiene bien claro que la única forma de poner nuevamente en marcha una economía débil es a través de la reactivación del consumo. Y la mejor forma de hacerlo es bajando las tasas de interés. Si las tasas de interés están bajas, se tiene mayor acceso al crédito (pagos, tarjetas, préstamos bancarios para hipotecas, autos, etc.).

De esa forma, tanto los consumidores de manera individual como las empresas en general gastarían más. Si todos consumen más, la economía debería producir más y para eso se necesitaría el trabajo de muchos más para producir bienes y servicios. Con sólo consumir más, se ayuda a activar nuevamente el motor económico del país y el fantasma de la recesión se esfumaría. En América Latina la historia de la lógica económica no sigue los parámetros de los libros que enseñan en la universidad. Esto se debe a que estos países, o  están siempre envueltos en los vaivenes del ciclo electoral o bien siguen consejos de los expertos del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Tres maneras de gobernar.  En Estados Unidos, la Reserva Federal aplica políticas económicas expansivas cuando es hora de poner en marcha el motor de la economía. Entienden que si la economía está lenta, hay que ponerla a funcionar. Por eso, la tasa de interés interbancaria estuvo mucho tiempo cerca del 1%, el nivel más bajo desde 1958. La FED ha recortado los tipos de interés desde 2007 para hacer frente a un período de recesión económica.

Hoy, las tasas de interés están cerca del 0.5% y, aunque todavía es aventurado predecir que la economía está del todo encaminada, cierto, los indicadores macroeconómicos han comenzado ya a mostrar signos de muy lenta recuperación. El papel de la Reserva Federal se centra en conducir la política monetaria de la nación y estimular el crecimiento económico. Y las palabras del presidente de la FED suelen tener un efecto inmediato en los mercados. Algunos, incluso hablaban de la “política virtual” de Alan Greenspan, que le permitía modificar el ánimo de los inversores, corporaciones y ciudadanos con palabras, sin necesidad de mover los tipos de interés.

La agresividad en sus decisiones (en 2001 modificó el precio del dinero en 11 ocasiones) se fundamentaba en el papel asumido por la institución y su presidente: estimular el crecimiento económico y conducir la política monetaria de la nación influyendo en las condiciones de la moneda y del crédito en la economía para alcanzar el pleno empleo y la estabilidad de los precios. Hoy se reconoce que, según el modo en que concreta sus objetivos, la FED no establece referencias numéricas para la inflación en Estados Unidos. Así, la limitación de la Reserva Federal fundamenta la poca evidencia de que con una sola variable de control (los tipos de interés), pueda alcanzar los dos objetivos. Por el contrario, sabe que impulsar el crecimiento mediante estímulos de la demanda puede producir un aumento de la inflación.

En este sentido, la autoridad monetaria pondera más los costes de una recesión que los de la posterior inflación, a la vez que confía en que el coste de la inflación no sea muy elevado.

Por su parte, el BCE es considerado una institución prudente que persigue lograr la estabilidad de precios de la zona europea y salvaguardar el poder adquisitivo del euro. Por ello, el BCE y su presidente han sido criticados por su excesiva pasividad y lentitud a la hora de bajar o subir los tipos de interés para reactivar o contraer el crecimiento económico. En 2001, el BCE bajó las tasas en sólo cuatro ocasiones, frente a las once en que las redujo la Reserva Federal de EEUU. Según el BCE, la estabilidad de precios se define como un incremento interanual de los precios de consumo inferior al 2%. Y es que la corta vida de la institución monetaria no ha sido tranquila. Fundada el 1 de junio de 1998 como órgano responsable de la política monetaria de los países de la zona euro, sus decisiones han sido puestas en duda muchas veces por varios países.

Por el contrario, en Latinoamérica, cuando hay crisis, los gobiernos siguen los consejos de los expertos del FMI, no tanto porque estén convencidos que sean las mejores recetas, sino porque saben que de ello depende la asistencia financiera que ofrece el organismo. Las exigencias del Fondo hacen que los gobiernos olviden sus promesas electorales y que los números valgan más que el bienestar de aquellos que los votaron.

Preocupados más que nada por el fantasma inflacionario (como si eso fuera lo único a tomar en cuenta), los expertos del FMI “aconsejan” aplicar políticas fiscales y monetarias contractivas, que en suma, muchas veces traen como consecuencia altas tasas de intereses (en el orden del 10 al 25 por ciento real y en promedio), menor gasto del gobierno (en educación, salud, programas sociales, etc.) más desempleo y pobreza. En lugar de consumir más para poner en marcha el motor de la economía (como lo hacen en el Primer Mundo), en Latinoamérica se aplican políticas que más bien llevan a que la gente consuma cada vez menos.

Las perspectivas.  La FED se mantiene presionando en contra de las expectativas de un aumento prematuro de las tasas de interés de Estados Unidos mientras que el BCE bombeo cientos de billones de euros en préstamos a un año en el debilitado sistema bancario de la eurozona. El Banco Central no hizo ningún cambio en sus planes de compras de activos y conserva las tasas de interés paradas cerca de cero. Anticipa que, según las actuales condiciones económicas y la evolución del mercado, es probable que se garanticen niveles de tasas de los fondos federales excepcionalmente bajas por un extenso periodo.

La FED dijo que la recesión se está aliviando en los Estados Unidos y denota que los precios energéticos y de materias primas se han incrementado. Por ello, sostiene que debido a la falta de recursos sustanciales es probable que se pierdan las presiones de costos y que, por tanto, la inflación quede baja por un tiempo. Aun así, la tasa de ahorro es equivalente a solo un 2.3% del PIB, habiendo estado a casi dos veces ese nivel durante la recesión de los 90 y más de un 6% a principios de los 80. Esa sigue siendo una mala noticia para el consumo.

En Europa, mientras tanto, a un paso dramático en el estímulo por el ascenso en los mercados el BCE les ha ofrecido a sus bancos una cantidad ilimitada de préstamos ($619 millardos) a 12 meses a un 1%, su tasa actual. En ese momento, la medida había sido anunciada (mayo de 2009), como parte de los intentos por aliviar la presión sobre los mercados de crédito y mantener un tope para las tasas de interés. Ya previamente, el BCE les había prestado dinero a los bancos hasta por seis meses. No obstante, aun inundando el mercado con créditos a corto plazo (más de US$150,000 millones), el BCE ha sido más cauto que la FED en su política monetaria. 

La cifra

3.49%  fue la tasa de interés promedio de los fondos federales de  EEUU, entre 1991 y 2010. Es una tasa libre que constituye el precio que se paga por el dinero en el circuito interbancario norteamericano por préstamos a un día (overnight).

Zoom

Las expectativas

La Reserva Federal (FED) ha resaltado que el ritmo de contracción económica se está moderando y, en un notable cambio de tono, ha indicado que está menos preocupado por los riesgos de una deflación que a principios de año. Sostiene que la economía mundial permanecerá débil por un tiempo afectada por la caída del consumo y los despidos y recortes de inversión en las empresas. Por su lado, el presidente del Banco Central Europeo (BCE) se muestra convencido de que las medidas de estímulo y de salvamento tendrán sus efectos, pero le teme a que el petróleo vuelva a dar algún susto y la inflación se dispare. Lo que está claro es que el consumo de los hogares determina en muchos países más del 50% del PIB y la gente no se fía de si la economía mundial comenzará una subida escalonada de sus tasas de interés o se estabilizarán a medio plazo.

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