Aunque las bandas haitianas no ejercen la violencia del lado dominicano de la frontera, muchas utilizan República Dominicana como depósito de su dinero, base para planificar sus operaciones y como zona de seguridad para las familias de los líderes.
Así está consignado en una investigación del profesor estadounidense Evan Ellis, publicado por el Centro de Estudios Estratégicos del Ejército del Perú. El informe fue dado a conocer, in extenso por el periódico digital Acento.
El estudio, realizado por Ellis tras una visita al país, a finales del mes pasado para exponer sobre la delincuencia y la violencia, señala además, que a medida que agravaba la situación en Haití, también han ocurrido algunos secuestros y delitos relacionados con esos grupos de este lado de la isla.
Puede leer: Hospitales de Santo Domingo registran reducción en ingresos por dengue; sin fallecidos en últimas 24 horas
Preocupación de seguridad
El profesor señala que la crisis en Haití se ha convertido para el país en la principal preocupación política y de seguridad.
“Las personas consultadas consideran que la situación en Haití supone una grave amenaza para el país por los efectos de la violencia, los refugiados y otras dinámicas”, señala la investigación.
Según el estudio, la lente a través de la cual muchos dominicanos ven a Haití, está teñida por una historia difícil en la isla, que incluye una brutal invasión de 22 años, de 1822 a 1844, en la que los ocupantes haitianos trataron de eliminar el idioma dominicano, las tradiciones culturales, religiosas, entre otras.
Sostiene que el impacto de la crisis haitiana en República Dominicana intensificó en septiembre de 2023, cuando los grupos haitianos que buscan agua para riego comenzaron a construir un canal para desviarla del río Masacre.
El estudio indica que aunque en inicio de esa obra había sido objeto de algunas consultas de los haitianos con los dominicanos, el tamaño que Haití pretendía darle amenazaba con desviar el río Masacre, lo que afectaría la agricultura y la sostenibilidad de las aguas abajo y tendría graves consecuencias medioambientales para las dos naciones.
Flujos ilícitos de droga
Por otro lado, Evan Ellis asegura que República Dominicana está atrapada en la destructiva interacción entre las bandas juveniles, los flujos ilícitos de droga, dinero y armas de países de la región.
El investigador de Estudios Latinoamericanos en el Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de los Estados Unidos, agregó que la creciente producción de drogas en Colombia y Venezuela aumentaron el tráfico de cocaína y otros productos ilícitos a la República Dominicana.
El estudio sostiene que esos flujos tuvieron un impacto corruptor en el país y en su sistema de aplicación de la ley, que durante mucho tiempo ha tenido que lidiar con la corrupción y otros problemas institucionales.
Lucha por control tráfico
Debido a su posición geográfica, refiere la investigación, el país ha sido escenario de luchas entre poderosos grupos de narcotraficantes colombianos y mexicanos y que como en otras partes de la región, los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación han establecido fuerte posición.
Señala que en el país han incrementado los puntos de ventas de drogas, lo que ha contribuido al deterioro de las comunidades dominicanas, las cuales enfrentaban problemas económicos y de otro tipo.
La investigación indica que en comparación con sus socios vecinos del Caribe, República Dominicana cuenta con un aparato de seguridad grande y capaz, que incluye la Policía Nacional, el Ejército, la Dirección Nacional de Drogas (DNCD) y otros órganos.
Agrega que la respuesta del gobierno a los desafíos de seguridad son obstaculizada por la corrupción y las debilidades institucionales, aunque han trabajado en conjunto con vecinos como Estados Unidos para remediar deficiencias.
Con respecto a la corrupción, el estudio explica que las personas entrevistadas coincidieron en que el gobierno de Luis Abinader ha dado grandes pasos para limpiar las organizaciones gubernamentales en el sector de la seguridad, aunque creen aún queda mucho trabajo por hacer.