Valle Nuevo es un ecosistema de bosque nuboso donde nacen importantes aguadas, las principales, los ríos Yuna y Nizao, este último nutre el acueducto de Santo Domingo, donde abrevamos cuatro millones de habitantes, y está siendo contaminado por un grupejo de bandidos, con la vista gorda del ministro de Medio Ambiente, Bautista Rojas Gómez.
Cuando el entonces prominente industrial Eduardo León Asensio inició la construcción de una cabaña en Valle Nuevo, el presidente Joaquín Balaguer, que entre sus virtudes cuenta que fue un defensor de los ecosistemas montañosos y acuíferos, ordenó al director de Foresta, ingeniero Miguel Amaro Guzmán, destruir ipso facto esa edificación, amparado por el decreto 1315 del 11-08-1983 y la Ley 5579 de 1961, cosecha suya, que cataloga a Valle Nuevo como reserva científica, madre de acuíferos importantes, y con la construcción de casas y cultivos, se usan químicos, se construyen letrinas e inodoros, que las escorrentías conducen hasta los acuíferos, los envenenan y envenenan a todos los que bebemos sus aguas, humanos y animales.
Las aguas de los ríos Yuna y Nizao están envenenadas, consecuencia de construir cabañas y cultivos, uso de agroquímicos, construcción de letrinas o inodoros para las casas que filtran sus porquerías en los lechos de las aguadas, un crimen ecológico y un crimen humano de consecuencias desastrosas, que el presidente Danilo Medina debe detener ipso facto, y ahora en campaña reeleccionista, le redituará más votos eliminarlo que tolerarlo.
Reportajes publicados en este diario los días 21-22-23 de febrero, confirman todo cuanto expreso, exhortando al presidente Medina ordenar detener el bandidaje del ecocidio letal que el ministro de Medio Ambiente, peligrosa e irresponsablemente, ha permitido.