Baños, licores y sopas

Baños, licores y sopas

Siempre se ha dicho que el mundo en que habitamos es “un valle de lágrimas”. Muchas oraciones judeo-cristianas mencionan “las tribulaciones que sufre el hombre en la tierra”. Guerras, epidemias, crisis políticas, inundaciones y sequías, son algunos de los dolores que azotan periódicamente a los pueblos. Los economistas modernos dan por sentado que existen ciclos económicos; postulan teorías y políticas “anticiclicas”. En la antigüedad se hablaba de tiempos malos o tiempos buenos; la Biblia consigna que los egipcios sufrieron siete años de vacas flacas, tras siete años de vacas gordas. La estabilidad, según parece, es difícil de mantener por mucho tiempo.

Si damos un vistazo a las noticias internacionales de hoy comprobaremos que los malestares están repartidos por todo el globo. En México han asesinado estudiantes “en grupos”; se acusa de estas muertes a la policía, a carteles de narcotraficantes, a algunos políticos. En Siria, la guerra ha provocado la emigración de millones de personas; en el Oriente Medio no se ha dejado de pelear nunca. Los países del Norte de África están sacudidos por profundas discordias. Los emigrantes magrebíes intentan todos los días saltar las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla. Los millares que naufragan en el Mar Mediterráneo, en las islas griegas, han creado un trastorno general en Europa.

Añada el lector las muertes producidas por terroristas en Afganistán, por piratas en el Océano Indico, por delincuentes en Norteamérica o Asia; y tendrá un cuadro suficientemente amplio de los “dolores del mundo”. En esta situación es explicable que haya resucitado el culto a San Expedito, el santo al que se encomendaban nuestras abuelas para que “les allanara el camino”. Ahora San Expedito aparece de cuerpo entero en “Facebook”. Las redes sociales de Internet ha acogido un santo casi olvidado.

“Por más mal que ande la cosa nadie quiere irse del mundo”, decía un viejo humorista. De ahí que todos quieran divertirse. Con baños de ducha, de playa, de vapor, en jacuzzi; mediante cocteles fuertes, vinos o aguardientes -en casos extremos con drogas narcóticas-. El auge de la gastronomía indica que bocadillos, sopas y potajes, pueden combatir la angustia que exhala “el valle de lágrimas”. Las aguas, los licores, las sopas, son medicinas efectivas.

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