Banqueros tracaleros

Banqueros tracaleros

Debo iniciar esta entrega indicando la sorpresa que recibí de varios lectores y amigos, quienes después de haber leído la anterior, «Banqueros improvisados y malvados», nos solicitaron que abundásemos sobre ese tema, al parecer «tabú» y al que pocos comunicadores abordan para destacar la gravedad que el proceder torcido de esas «vacas sagradas» causaron en la sociedad dominicana.

Todavía hay innumerables ahorristas, depositantes y accionistas, que no sólo perdieron el fruto del trabajo de toda una vida, sino que hasta han fallecido por infartos, o quedaron traumatizados y sin esperanzas para el resto de sus vidas.

Estos graves perjuicios aleatorios todavía no han sido cuantificados por nuestras autoridades gubernamentales, que sólo centran sus indagaciones sobre los daños económicos, y no los que afectan al ser humano en si y que la mayoría de las veces deben afrontar, familiares y terceros ajenos a esos hechos.

En el caso del Banco Mercantil, que como afirmábamos en nuestro escrito, somos accionistas muy minoritarios, el Consejo de Directores, en un hecho insólito y hasta pueril, le prestó al presidente del banco para que construyese la sucursal de la César Nicolás Penson y después se la alquilara al banco por una suma muy superior a los intereses que pagaba por el préstamo. Eso era parte también de la «operación cero mata cero». El presidente del banco se hacia de la vista gorda y los accionistas mayoritarios, por ende, Directores del banco, se servían con la cuchara grande distribuyéndose la mayoría de los préstamos, algunos sumamente cuantiosos, sin garantías, ya que el monto de sus acciones ni siquiera llegaban a una décima parte de los valores recibidos.

El mejor ejemplo de porqué muchos «banqueros criollos» no son confiables, lo asimiló el Citibank, que después de haber recibido varios duros golpes por parte de ejecutivos nativos, que hasta bancos formaron, decidieron traer los funcionarios para operar sus oficinas locales, desde su propio sistema en el exterior.

Nuestros bancos, salvo contadas excepciones, operan como la Lotería Nacional. Establecen un sistema de premios hasta por motivos baladíes, para captar ahorrantes, que si sacaran cuentas de sus operaciones, se percatarían que le pagan por sus ahorros un cuatro por ciento y le prestan su propio dinero cuando lo necesitan, a un cuarenta y cuidado. Esto motivó a que muchas personas y pequeños negocios, acudieran a la banca informal, es decir, las denominadas financieras, la mayoría de ellas quebraron estrepitosamente y los que se creyeron «vivos» perdieron sus ahorros y capitales de trabajo.

Hubo bancos de capital extranjero, que inclusive se les permitió actuar con menos restricciones que a los nativos, como fue el caso del Latinoamericano, cuyos principales ejecutivos pusieron pies en polvorosa en Venezuela, aquí tomaron las de Villadiego mas afortunadamente fueron apresados en Miami. Pero ¿Con la prisión de esos ejecutivos se devuelven los recursos a los inversionistas? De ninguna manera. Asimismo les sucedió a los que tenían inversiones en financieras cuyos ejecutivos se suicidaron, dejando «enganchados» aquellos bancos que pensaron que se podía comprar a cinco y vender a dos y obtenerse un beneficio. Mientras funcionó el sistema de la pirámide, todo fue alegrías, las lamentaciones y los llantos vinieron después.

Lo inaudito en este asunto de quebraderas y feriados de bancos y «hoyos financieros», es que sólo se han acusado como culpables, a los accionistas mayoritarios de los bancos e instituciones financieras y ni siquiera se hayan implicado a las instituciones que debían velar por el sano y eficiente funcionamiento de los mismos. A nuestro entender, tanto el Gobernador del Banco Central como el Superintendente de Bancos fueron negligentes en el desempeño de sus labores, debido a lo cual, los propietarios y accionistas actuaron de la forma que lo hicieron. No menos culpable son aquellas entidades que por ley deben dar su veredicto sobre las prácticas contables y la sanidad económica de la institución auditada, la cual publican con toda pomposidad en los periódicos.

En cuanto a los rumores, que de cuando en cuando afectan a determinados bancos, debe recordarse, la estratagema que utilizó un reconocido banco para desfasar el incipiente banco de Créditos Comerciales y que terminó en la absorción y presencia en el país del Bank of America.

Para finalizar, acuden a mi memoria algunos bancos quebrados, como el Antillano y el Corporativo y Financiero, así como por absorción, el Banco de Crédito y Ahorro y el de Boston. En una isla tan pequeña y con recursos tan limitados nos damos el lujo de tener, más de 20 bancos comerciales, cientos de financieras, casi doscientas estaciones de radio, treinta y pico de televisión y para no quedarnos atrás, más de veinte diferentes iglesias y sectas religiosas y para el colmo, veintitrés partidos políticos. ¡Qué viva la diversidad!

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