Baño sauna: bueno, pero con matices

<p>Baño sauna: bueno, pero con matices</p>

Sudar y adelgazar a través del calor es conveniente, depende de cómo se haga.  Renueva y depura cuerpo y mente, pero con precisas precauciones. Es totalmente desaconsejable en personas con problemas cardíacos, baja presión o glucosa

La sauna, esa costumbre tan extendida de sudar y adelgazar a través de una potente masa de vapor de agua que aumenta la temperatura, puede ser beneficiosa para la salud siempre y cuando se adopten precauciones. Esta renovación por dentro y por fuera, todo un tratamiento depurativo que sufre el cuerpo, puede ser conveniente pero también perjudicial.

La sauna, originaria de los países orientales, en especial de Japón, ha de tomarse con una cierta preparación y cuidados. Antes de tomarla, y si se hace después de un entrenamiento deportivo, se debe descansar entre quince y veinte minutos, y comer algo ligero, una fruta o galleta para no sufrir una bajada de glucosa.

Comenzar siempre con una ducha caliente
Antes de entrar en el recinto de la sauna es aconsejable una ducha caliente que equilibre nuestra temperatura corporal y la circulación sanguínea. Si se puede, es mejor tumbarse en los bancos intermedios, los inferiores sobrecargan el corazón, mientras en los superiores el calor es muy elevado.

La temperatura correcta del habitáculo oscila entre ochenta y cien grados, para que el calor corporal no exceda de los cuarenta. Hay que empezar con sesiones de cinco minutos hasta subir progresivamente hasta doce, y es peligroso exceder de quince minutos. La tasa de adelgazamiento aconsejable es de un kilo o kilo y medio de masa corporal.

Después de la sauna hay que permanecer en reposo un par de minutos para enfriar las vías respiratorias y tomar una ducha con agua tibia, nunca fría, pues puede producir un colapso. La frecuencia ideal para tomar sauna es de una o dos veces semanales. Lo contrario puede ser lesivo y, desde luego, está totalmente desaconsejado en personas con afecciones cardíacas, tensión arterial baja y problemas de glucosa en la sangre.

Si se adoptan estas precauciones, la sauna puede ser muy beneficiosa para la salud y un excelente depurativo de toxinas para el organismo. Mejora la circulación y triplica el ritmo de bombeo de sangre hacia la superficie de la piel, aportando beneficios al cutis.

Potencia el termostato corporal y alivia determinados dolores. Un cuerpo caliente es menos sensible a las molestias musculares en general, porque se liberan endorfinas, las llamadas «hormonas del bienestar».

Buena para el asma
Fomenta el sueño y la relajación, al bajar la tensión arterial, por lo que a veces se duerme como un bebé después de una sesión. Fortalece el sistema cardiovascular y, según un  reciente estudio japonés, las personas con fallos cardíacos leves pueden mejorar su flujo sanguíneo.

No obstante, si se padece del corazón, es preciso consultar y estar bajo la vigilancia del especialista para evitar riesgos.

Una investigación holandesa, país donde la sauna es muy popular, reveló que la sauna influye muy positivamente en el asma y enfermedades respiratorias. Pacientes con dolencias pulmonares y neumológicas mejoraron sensiblemente la obstrucción de sus vías respiratorias.

También es buena para la artritis reumatoide, pues reduce el dolor y ejerce un efecto positivo sobre el sistema locomotor. En casos de depresión o enfermedades psíquicas, es necesario consultar al especialista para controlar los efectos sobre el paciente y no producir sorpresas desagradables.

Así pues, sudar y perder peso progresivamente mediante la sauna, hoy muy popular en todos los spas y centros de estética, puede ser conveniente siempre y cuando se adopten precauciones,  una cierta preparación y vigilancia de los expertos. Como en casi todos los aspectos de la vida, la moderación es buena y los excesos se pagan..
EFE-REPORTAJES.

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