El 29 de abril último, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, cumplió sus primeros cien días de durísima y nefasta herencia de su antecesor, George Bush Jr., y sus perspectivas halagüeñas son contrapuestas y hasta impulsadas por la tragedia terrible que ha postrado financieramente a su país.

Los primeros cien días, contrario a los que muchos piensan que tiene su referencia entre el retorno de Napoleón de su prisión en la isla del Elba, el desastre de Waterloo luego y finalmente, el último lastimero presidió de Santa Elena donde pereció, tiene su referencia en los primeros cien años del presidente Franklyn Delano Roosevelt.

Idéntico al presidente Obama, el presidente FDR heredó el traumático “crack” de 1929, al juramentarse el 05-03-1933 en pleno hundimiento de la economía estadounidense que como hoy, azotó al planeta, con la diferencia de hoy que existe TLC, FMI y economías poderosas hoy crujientes pero tendentes a recomponerse, como en Japón, China, Corea del Sur, Tailandia, Alemania, Francia, Reino Unido, algunas de las cuales no existían en aquel viernes negro del 24-10-1929.

Fue el notable periodista Arthur Kroch, del elenco del The New York Times, quien bautizó aquella tragedia financiera que se repite hoy, 80 años después con Estados Unidos como referencia del imperio unipolar.

Pero ese percance gravísimo, como todas las tragedias y males, tienen su contrapartida positiva y recompensadoras anulando los excesos de la Era Bush, empezando por suprimir las torturas, el antro infame de vejámenes de Guantánamo, establecer un calendario de retiro en Iraq y Afganistán, normalizar al Cercano Oriente, organizar la economía con un paquete de US$787 mil mm, propiciar un temario nuevo con Cuba, Venezuela, Argentina, México, Afganistán, Irán, Iraq, Rusia, Siria, Pakistán y Ecuador, y retornar a las referencias del pluralismo versus el unilaterismo de la presidencia imperial.