Barack Obama recibe un G8 con sabor electoral

<P>Barack Obama recibe un G8 con sabor electoral</P>

WASHINGTON, AFP. La cumbre del G8 dará la oportunidad al mandatario estadounidense Barack Obama de insistir, a seis meses de la elección presidencial, sobre sus prioridades económicas y de política exterior, mientras la crisis de la deuda europea amenaza la reactivación económica.  

En el ambiente campestre de la residencia presidencial de Camp David (Maryland, este), 100 km al noroeste de Washington, Obama acogerá el viernes y sábado a los flamantes mandatarios de los ocho países más industrializados del mundo, como el primer ministro japonés Yoshihiko Noda, el jefe del gobierno italiano Mario Monti y el presidente francés François Hollande.  

Al igual que Monti, Hollande -quien asumió sus funciones este martes, tres días antes de ir a Washington, donde se reunirá el viernes con Obama- desea orientar la política económica de su país hacia un mayor crecimiento, contrariamente al rigor promovido por la canciller alemana Angela Merkel.  

Desde que llegó al poder en 2009, en plena crisis económica y luego de haber promulgado un plan de ayuda masivo de cerca de 800.000 millones de dólares, Obama instó a los europeos a trabajar por el crecimiento, pero muchos se negaron, incluyendo aliados tan cercanos como el británico David Cameron. 

De cara a la elección presidencial de noviembre, en las que disputará un segundo mandato, Obama dice con frecuencia estar preocupado por los «vientos adversos» que Europa le propina a la actividad económica de Estados Unidos, donde la tasa de desempleo (8,1%) ha disminuido pero continúa siendo tres puntos superior que antes de la crisis de 2008.  

Aunque el mandatario aseguró: «Europa sigue estando en una situación difícil, en parte porque ellos (los dirigentes) no tomaron las decisivas medidas que nosotros tomamos a inicios de esta recesión», no hace ninguna propuesta y se limita paliar la crisis de Grecia y España, que amenaza la estabilidad de todo el continente.

La cumbre del G8 «constituirá una ocasión para que Estados Unidos, junto con Francia, Italia y tal vez Gran Bretaña, pidan a los alemanes más flexibilidad», explicó Uri Dadush, de la fundación Carnegie. 

Pero en ese sentido, los observadores no esperan que un cambio espectacular resulte de la cumbre. «Será más bien una conversación que un evento que dará lugar a actos apremiantes», estimó Matthew Goodman, del CSIS, otro grupo estadounidense de reflexión.  

Por otro lado, el gran ausente del G8 será Vladimir Putin, que acaba de recuperar su trono de presidente en Rusia, pero prefirió enviar a Camp David a su predecesor y primer ministro Dmitri Medvedev, para así, según la versión oficial, dedicarse a formar su nuevo gobierno.  

Esta ausencia no pasará desapercibida luego de que Rusia bloqueó, junto con China, resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU contra Siria por la sangrienta represión de la sublevación que sacude el país desde marzo de 2011 y que amenaza con convertirse en una guerra civil. 

El tema del programa nuclear iraní también podría estar en el orden del día, en momentos en que se acerca la fecha de las discusiones con la República islámica.

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