Barack Obama y el Estado Palestino

Barack Obama y el Estado Palestino

Siempre he sostenido la tesis de que la fundación formal del Estado Palestino la determinará una voluntad política del presidente de los Estados Unidos, en un momento determinado.

Nunca la urgente necesidad de fundar oficialmente el Estado Palestino advendrá del Cuarteto de Madrid, integrado por la unión Europea, Rusia, Naciones Unidas y Estados Unidos.

Mucho menos de la inoperante Liga Árabe, que nunca ha fijado una posición contundente en relación a los sufrimientos del pueblo palestino en la Franja de Gaza, Cisjordania, y la diáspora de 1.3 millones, frente a las agresiones de Israel.

Tampoco de todos los acuerdos desacordados, concertados y desconcertados por el Estado de Israel con sus hermanos de padre los árabes-palestinos ni las resoluciones de las Naciones Unidas instando al Estado de Israel la reconciliación y la paz en el Cercano Oriente, es decir, en Palestina.

Estados Unidos y su pupilo, el Estado de Israel, más bien se han decantado por una política de desgaste, que el tiempo, inclemente contra los débiles, carcoma y aniquile la resistencia palestina y posibilitar de esa forma perversa la creación del Gran Israel, absorbiendo el Estado Judío toda Palestina.

Así se colige de la declaración de la ex-titular del Departamento de Estado (Cancillería), la inefable Condoleezza Rice, emitida en Jerusalén el 06-11-08, a 44 días de resignar su rol negativo, expresando su “compromiso en crear el Estado Palestino hasta que deje el cargo”, saturada de ironía y mala fe.

También la sucesora de la señora Rice, Hillary Rodhan Clinton, cuando expresó en Jerusalén el 03-03-09 su respaldo al flamante premier israelí Benjamín Netanyau, no a Mahmud Abás, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, precisando lo “ineludible de establecer un Estado Palestino”. El sainete sigue.

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