Madrid. EFE. El Barcelona volvió a conquistar el Santiago Bernabéu, castigando con fútbol la racanería de José Mourinho con un planteamiento defensivo, que encontró el premio del gol de Cristiano Ronaldo, remontado en una noche mágica de Álexis Sánchez con goles de los defensas Puyol y Abidal en un nuevo clásico que acabó en rondo azulgrana (1-2).
Son tantos clásicos que la capacidad de sorpresa se reduce. Pero no se agota. Las circunstancias obligaron a José Mourinho a innovar. Y apostó por el equipo más afín a sus ideales. Con su guardia pretoriana en el campo. Recuperando a Ricardo Carvalho que no jugaba desde septiembre. Apostando por Altintop como lateral. Pepe en la medular. Un planteamiento que sorprendió a todos.
Guardiola es fiel a un estilo y a sus ideales. Los que le llevan a apostar por Pinto en la Copa, consciente de la abismal diferencia de calidad con Víctor Valdés. El resto, los mismos que conquistaron el Bernabéu en Liga. Con Alexis de falso nueve. Igual de brillante.
Nacía una batalla para el Real Madrid. Un partido para disfrutar para el Barcelona. Adueñado del balón desde el primer segundo. Con un rival repitiendo el mismo concepto que aquella semifinal de Liga de Campeones. Encerrado en su terreno. Como si de un equipo menor se tratase. Pero con tres ‘puñales’ capacitados para destrozar a cualquiera: Cristiano, Higuaín y Benzema.
Fue el día en el que Cristiano se quitó de un plumazo su ansiedad en los clásicos. Más asociativo y generoso con sus compañeros. Desgastándose en labores defensivas. Multiplicándose en cada contragolpe. A los once minutos rompió la baraja.