¿Bariátrica en adolescentes?

¿Bariátrica en adolescentes?

Años atrás, someter a un adolescente con problemas de obesidad a una cirugía bariátrica para perder peso era imposible. El protocolo médico establecía que este tipo de intervención estaba diseñado sólo para pacientes de una edad superior a los 20 años.

La historia ha cambiado, y en la actualidad, gracias que a los avances médicos y el cambio de política al respecto, es posible someter a un adolescente a esta cirugía después de cumplidos los 15 años.

El doctor Rafael González García, médico cirujano, especialista en cirugía bariátrica, informa que antes de someter a un adolescente a esta cirugía es necesario que el menor pase por una serie de procedimientos que permiten determinar si califica para esta intervención.

Especialistas. González García dice que cada vez se toman más medidas para reducir los riesgos dentro del quirófano.

Es por ello que un adolescente que sea candidato para esta operación debe ser evaluado por un equipo médico conformado por varios especialistas de diferentes áreas de la medicina, además de ser sometido a diferentes pruebas de laboratorio.

Entre los especialistas que debe ver el paciente se encuentran: el endocrino, especialista que determina si la obesidad del paciente no tiene relación íntima con problemas hormonales o metabólicos; el gastroenterólogo, que según González explica, es necesario consultar debido a que el estómago será el área de trabajo. Además, el gastroenterólogo debe verificar que no exista ninguna patología infecciosa o inflamatoria dentro del estómago del paciente.

También hay que consultar a un cardiólogo, especialista que llevará a cabo una serie de pruebas como ecocardiogramas, electrocardiograma, entre otros, para establecer un diagnóstico cardiovascular libre o mínimo de complicaciones.

También se requiere ver a un neumólogo y un psiquiatra. El primero es el especialista responsable de determinar si el paciente tiene una buena función pulmonar; y según explica González, “en el psiquiatra se establece una conducta de moderación para determinar si el individuo está, desde el punto de vista psíquico, preparado para el cambio que habrá en su forma de alimentarse y en su imagen”.

Si el paciente presenta cuadros depresivos mayores, el psiquiatra debe de tratar esta patología antes de remitirlo a cirugía.

Riesgos. Aunque el médico señala que los riesgos son cada vez menores, debido a que el equipo médico cada vez se prepara más para combatir las eventualidades, advierte que, como en toda intervención quirúrgica, existe el riesgo de complicaciones que están relacionadas al procedimiento propio, como puede ser el tromboembolismo pulmonar (coágulos en los pulmones), problemas cardiovasculares (infarto, fallo cardíaco, arritmias), infecciones en las heridas, sangrado interno que puede requerir transfusión, entre otras. En ese mismo contexto, sostiene que uno de los mayores temores de los cirujanos es que el paciente adolescente ingiera alimentos sólidos durante el post operatorio, tiempo durante el cual sólo debe ingerir líquidos. Esta situación puede incidir en una perforación del estómago, provocando un “liqueo” o derramamiento de líquido.

Costo de la cirugía. González sostiene que la práctica de este tipo de procedimiento aún es muy reducida en el país, debido al alto costo de la intervención (entre 8 500 y 11 000 dólares) y al miedo de muchos padres de someter a alguno de sus hijos a este operación.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas