La deuda social del Estado con más de 200 familias que habitan en barracones, en el municipio Los Alcarrizos, de Santo Domingo, llega casi a los 35 años. Siete gestiones de gobierno no han podido saldarla, a pesar de que el compromiso fue por seis meses. 

Son 217 familias, damnificadas por el huracán David, en agosto de 1979, que todavía esperan el auxilio de las autoridades para que los rescaten de unos barracones que ya no soportan más reparaciones porque la carcoma se ha apoderado de la madera y el agua hace años que pudrió el zinc. Ya en los techos no caben más hoyos, por lo que cuando llueve sus ocupantes deben abandonar estos refugios y hasta prefieren quedarse en la calle o en casa de algún familiar cercano.

Ese es el caso de Nicauri Sánchez, quien habita uno de los barracones Norte y  tiene una niña de 3 años. Con las recientes lluvias se vio obligada a dejar todo y llevar a la pequeña a casa de su abuela, como a un kilómetro, pues las lluvias penetraban dentro como si el techo no existiera. Narra que su madre nació en ese barracón, donde  la parió a ella, que ya tiene 22 años  padeciendo el mismo calvario que sus antecesores y que, al parecer, sufrirá su hija.